-No puedo creer que después de todo este tiempo me hayas hecho eso.
-Toto, te juro que no sabía de eso -digo-. Me despidieron, luego supe lo del mutuo acuerdo.
-¡Sí sabías! -dice molesto-. Charles te lo tenía que haber dicho.
-Toto -me acerco a él, pero retrocede.
-Para agregar más, tú también nos dejaste -dice herido-. Yo sí te quería.
Mis ojos se llenan de lágrimas.
-¿Vas a llorar? -pregunta gruñendo-. Te abrí las puertas de Mercedes.
-Pero es Ferrari y mi sueño era con Ferrari.
-Entiendo que para ti yo no fuera un sueño -dice-. Te consideraba una hija.
-Toto -sollozo-. Por favor entiende, tengo una familia. ¿Tú no harías eso por tu familia?
-¿Por qué debes ser tú la que se sacrifica? -se acerca-. ¿Qué ha hecho Charles para protegerte?
Sacude la cabeza frustrado. Toto mira al vacío y se ríe incrédulo.
-No esperaba eso de ti -dice-. Ahora tengo que perder a un piloto en medio de una temporada y también a la jefa de comunicaciones, genial.
-Toto, estoy muy agradecida por todo -me limpio las lágrimas-. Pero no puedo desaprovechar esta oportunidad de hacer lo que me hace feliz.
Toto me mira, se sacude el cabello, frustrado y lleno de ira, y se deja caer en la silla.
-No estuvo cuando estabas en la sala de parto -dice-. Estuvo Susie, Carlos y yo.
- Lo sé, Toto - Porque yo lo quise así y eso jamás se me va a olvidar.
- Se levanta, se acerca a mí. Me da un beso en la frente, cierro los ojos.
- Jamás te lo voy a perdonar, considérame fuera de tu vida.
-Charles baja las escaleras y al verme ahí parada, tan frágil, se acerca a mí y me abraza. Me rompo en llanto mientras él me abraza. No tener a Toto en mi vida era como no tener a mi padre. Mamá se cruza de brazos en la cocina, y después me abraza. Charles toma al pequeño y sale a dar un paseo con él. Mamá me limpia las lágrimas.
- Sé que lo admiras mucho - dice. - Habla con Susie a veces desde la ira decimos cosas que no queremos decir.
- No quiere saber de mí - digo. - Mama, Toto y Susie estuvieron en momentos que nadie estuvo.
-Mama me abraza, me acaricia el cabello y me besa la cabeza.
- Tranquila hija, todo va a pasar, ya se va a solucionar.
Dos días después mi Mercedes clase G está siendo removido de la casa de Charles. Charles observa de brazos cruzados cómo es montado a la grúa. Se acerca a mí y hace un puchero.
- Ferrari es mejor - me da un beso. - No te preocupes, haremos lo posible por traer aquí tu ferrari qué está en Italia.
- Charles le tenía cariño al auto - digo. - ¿Por qué no me lo puedo quedar?
- Porque Toto está molesto - dice - Es mejor evitar molestarlo de nuevo o hacerlo enojar más entregando tu Mercedes.
Sacudo la cabeza, Charles me toma de la mano y entramos a casa. El pequeño Charles en brazos de mi madre sonríe mientras mi madre le hace muecas. Charles y yo nos sentamos un rato en la terraza. Él ojea algunos papeles sobre la revista.
- ¿Quieres que se publique esa revista?
- Se tendrá que trabajar de nuevo el próximo año - lo miro - No creo poder dirigirla directamente.
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250 Km Charles Leclerc y Tu
RomansTu, una periodista apasionada por el automovilismo, recibe una emocionante oportunidad profesional al ser asignada para trabajar con la prestigiosa escudería Ferrari en una revista especializada. Con gran entusiasmo, se sumerge en el fascinante mund...