—Mamiiiiiiiiii —dice Charles abrazando mis piernas—. ¿Papá?
—Aquí estoy, campeón.
—Tú eres el campeón —dice sonriendo—. ¿Verdad, mami?
Cinco años después, Charles y yo llegamos a casa luego de ganar en Monza. Sigo siendo la jefa de prensa y Charles el campeón de Ferrari. Pascale sale sonriendo de la cocina.
—Dios mío, al fin están aquí —dice—. Hijo mío, felicidades.
Charles sonríe y me da un beso en la mejilla. El pequeño Charles no pudo viajar a Monza porque ya está en prekínder, pero no paraba de hablar de que había visto las carreras. Charles y yo subimos a nuestra habitación mientras aprovechamos que Pascale se lo ha llevado a la cocina.
—¿Cansada? —pregunta abrazándome por la cintura.
—Un poco —digo—. Fue mucha la celebración.
—Tanto que no quisiste tomar alcohol —dice.
—Quería llevarte al hotel —digo divertida.
Charles me aparta el cabello de la cara y me besa suavemente.
—¿Me estás escondiendo algo?
—No —sonrío—. ¿Por qué?
—No lo sé...
Sí, le estaba ocultando algo a Charles y no sabía cómo decírselo porque la noticia le iba a caer como anillo al dedo, porque llevaba meses diciéndome que quería una niña, pero le decía que aún era muy pronto para el pequeño Charles. Lo que él no sabía es que ese sueño ya estaba creciendo dentro de mí.
Mientras cae la tarde, Charles y yo tomamos un poco de aire en la terraza, el pequeño Charles juega con su padre en el piso y le muestra la colección de monoplazas que tiene de Ferrari mientras hablan y conversan; el pequeño pronto se duerme en los brazos de Charles.
—Voy a dejarlo arriba —dice dándome un beso—. No te muevas de aquí.
Saco el monoplaza de Ferrari pintado de color rosa, con la esperanza de que sea niña como él desea. Al regresar, Charles se sienta a mi lado y me atrae a su pecho. Nos sentamos en el amplio sillón mientras recuesto mi espalda en su pecho.
—¿Y eso? —pregunta tomando el monoplaza.
—Me lo encontré —digo.
—Es lindo —dice.
—Charles —me giro para mirarlo—. Es para ti.
—¿El monoplaza?
Asiento, sonríe y me da un beso. No entiende aún, pero mientras lo observa cae en cuenta de lo que trato de decirle. Me mira con la boca abierta.
—Estoy embarazada.
—Oh, amor —dice y me abraza a su pecho.
—Espero que sea niña.
Sofia se asoma en la puerta porque Charles se ha despertado, lo trae de nuevo a mis piernas y él no deja de llorar.
—Charles —dice su padre—. Mírame.
—¿Por qué lloras, mi amor? —pregunto.
—Quiero dormir con ustedes.
—Vas a tener una hermanita o un hermanito —dice Charles.
El pequeño deja de llorar y sonríe divertido. No sabe lo que es; tengo la sospecha de que Charles ya se lo había dicho. Sacudo la cabeza divertida.
—Gracias —dice Charles—. Por hacerme el hombre más feliz del mundo.
—Te amo —digo.
Sonríe y nos abrazamos todos juntos. Charles me mira con amor y dudo que algún día deje de mirarme así. Me besa en la frente y el pequeño Charles también lo hace. Ese momento se vuelve único en nuestras vidas. Charles Leclerc, el hombre de mi vida por siempre.
Muchas gracia por leer esta historia espero la hayan disfrutado besos.❤️
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250 Km Charles Leclerc y Tu
RomanceTu, una periodista apasionada por el automovilismo, recibe una emocionante oportunidad profesional al ser asignada para trabajar con la prestigiosa escudería Ferrari en una revista especializada. Con gran entusiasmo, se sumerge en el fascinante mund...