19. Hottie +18.

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19. Hottie+18

Lo primero que divisó Porché cuando atravesó las lujosas puertas corredizas de vidrio fue un enorme ramo de rosas amarillas. El viento veraniego le revolvió el cabello. Kim iba a sus espaldas hablando por teléfono con Big que se había quedado en Bangkok con todos los demás, a este viaje Kim usó tres guardaespaldas de respaldo de la mansión, a su equipo élite lo necesitaba en la ciudad controlando algunas cosas que solo le confiaría a ellos cuatro.

Kim le había prometido un viaje después de la graduación y ahora estaban en una hermosa casa con vista al mar y salida a una playa privada solo para ellos en Ko Samui, una isla en el golfo de Tailandia, frente a la costa del este.

– Phi, ¿compraste rosas para mí? – preguntó Ché caminando hacia ellas – Son preciosas.

Kim lo detuvo rápidamente, colgó la llamada – No fui yo – dejó a Porsché a sus espaldas mientras se acercaba a la inscripción.

"No pude asistir a tu cena de graduación, me disculpo. Felicitación, Porsché" De parte de: Korn Theerapanyakul. Kim endureció el gesto y miró las flores, esto no era normal, su padre jamás le enviaría rosas a nadie. Ché se acercó.

– ¿De quienes son, entonces? – preguntó

Kim tiró la inscripción junto a las rosas – De mi padre para ti – contestó, abrió su teléfono y escribió algo que Ché no logró ver.

– Pues es un lindo detalle – comentó

Kim guardó el celular en el bolsillo de su pantalón de lino que caía por la cadera.

– Mm –

– ¿Te molestó?

Kim suspiró, negando – Solo que no es... usual que él haga cosas así – dijo, atrayendo a Porsché – ¿Te gustó tu viaje de graduación?

Ché admiró su alrededor mientras estaba en los brazos de su novio. Ya sabía que Kim iba a prepararle algo totalmente especial para su primer viaje juntos, no iba a ser muy largo, se quedarían solo dos días, volvería el martes en la tarde a Bangkok y estaban a domingo, pero era hermoso. La playa totalmente limpia, la arena blanca acogedora, el mar tan imponente al frente, rompiendo las olas en la orilla, el sonido era... tan relajante.

– Me encantó, bebé – golpeó un beso en sus labios – Gracias

Kim sonrió y se acercó para besarlo con más fuerza y profundidad. Luego de unos minutos, los mozos entraron sus pertenencias a la enorme e iluminada habitación. Ché les sonrió, agradeciéndoles.

– Vamos, te enseñaré la casa – Kim lo tomó de la mano y caminaron juntos.

La casa la había comprado Kinn el verano pasado, era espaciosa rodeada de ventanales blindados por seguridad, un hermoso piano de cola blanco reposaba en el salón justo al frente de una puerta de vidrio que daba hacia un camino de piedra que se perdía en la playa. La decoración era exquisita, entre playera y minimalista. Kim se había alejado al bar para preparar dos Gin and Tonic.

– ¿Vamos a la playa? – preguntó Kim destapando la ginebra

Ché se apoyó en la barra – Si, me encantaría broncearme poco –

El azul del cielo era una fantasía, Ché no había tenido oportunidad de vacaciones antes porque todo el dinero que gana lo invertía en su carrera de medicina, y en su pequeño alquiler, o en comida y sustentos para él y Agata, así que jamas priorizó unas pequeñas vacaciones, de hecho, solo había ido al mar una vez con Porsche cuando eran más jóvenes, fue un regalo de su hermano por su cumpleaños catorce si no estaba mal, fue divertido. La vida podía cambiar de un momento para otro, ahora estaba recostado en una silla de sol, en una playa privada al frente de una casa lujosa con un hermoso hombre aplicándole protector solar en la espalda y repartiéndole besos por todo el cuello.

Why'd you only call me when you're high? - KIMCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora