Kim ladeó su cabeza con la mirada fija en el hombre de la fotografía, leía atentamente el expediente: dos hijos, una esposa, casa a las afuera. Tenía una buena mirada, no de esas tenebrosas que tenían los jefes de los carteles, realmente, no parecía una mala persona pero en este mundo no se juzgaba por parecer malo o bueno, se juzgaba por el dinero y este hombre, debía una cantidad considerable para que Korn Theerapanyakul haya decidido matarlo.
– ¿Y ya le cobraste? – preguntó Kim uniendo sus manos después de dejar la carpeta encima del enorme escritorio de su padre.
Korn asintió – Infinitas veces, llevo dos años cobrando el dinero, Kim.
Dos años, eso era mucho tiempo.
– Bueno – Kim exhaló – Le diré a Big que lo investigue y apenas sepa dónde está, finiquitaré el trabajo.
– Te ruego que te encargues personalmente, hijo.
Kim bufó – ¿Cuando dejo que en estos negocios se encargue otro? –
– Lo sé, eres eficiente – Korn sonrió – Kim, eres mi orgullo.
El más joven enmarcó una ceja, incrédulo – ¿Por qué soy un asesino? ¿Por eso soy tu orgullo, pho? – inquirió casi burlesco –
– No, no porque seas algo que naturalmente, en este negocios, todos lo somos – inhaló, cansado – Kinn también ha hecho cosas, Khun incluso, y yo igual.
– Sí, pero Kinn no tiene que volarle la cabeza a alguien cada semana ¿verdad? El trabajo sucio lo hago yo, cuando habíamos quedado que...
– Kim – lo cortó – Te he encomendado estos trabajos porque jamás fallas, hijo.
Era cierto... Kim jamás fallaba, Kim jamás dejaba cabos sueltos, Kim era inteligente para ser un hijo de perra.
– La próxima semana llegara un contenedor de Rusia – dijo Korn – Kinn se hará cargo, pero necesito que revises nuestras acciones de la fábrica en la que invertido de los Petrov, ¿puedes?
Kim asintió – Si, yo me encargo – se colocó de pie – Tengo cosas que hacer...
– Pensé que te quedarías a cenar
– ¿Cuándo lo hago?
Korn negó ligeramente volviendo su mirada a su tablero de ajedrez. Kim no solo se encargaba del trabajo sucio de la empresa familiar, si no que también era jefe de una organización secreta fundada por su padre, en esa organización Kim se movía con un equipo especializado por el bajo mundo, investigando y analizando, era un trabajo de suma importancia porque debería ser discreto, aunque a veces sus putas apariciones en la zona del crimen le dificultara esta tarea.
– Big – Kim saludó mientras se subía al auto deportivo, con Big a su lado – Tenemos trabajo que hacer. – le entregó una carpeta – Ubícalo, por favor.
Big asintió – Khun Kim... ¿Y el otro tema que me pidió?
Kim lo pensó, en ese momento fue... movido por la maldita necesidad de sentir algo, quizá pensó que ese chico era la solución para sus problemas pero no, solo fue el estúpido sentimiento vacío de un buen orgasmo y atracción sexual, era cierto que el chico le gustó, pero... ¿por qué iba a ser tan hijo de puta de buscarlo? Kim no tenía el tiempo y tampoco estaba seguro de querer involucrar a alguien en su vida, mucho menos a un chico que de lejos se ve qué viene de familia decente. Kim jamás salía con la misma persona en repetidas ocaciones y mucho menos, la llevaba a su casa, así que no importa lo que sintiera, no iba a cambiar de opinión acerca de sus límites.
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Why'd you only call me when you're high? - KIMCHE
Fiksi PenggemarTERMINADA- Para aliviar ciertas adicciones... se necesitan de otras más fuertes.