11. Porsche +18

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11. Porsche +18

Los vidrios lujosos del baño se empañaron con las respiraciones fracturadas de Kim y Ché, los gemidos y el vapor del agua tibia combinado con sus exhalaciones habían creado una atmósfera erótica y caliente, el agua quemaba cuando caía por sus pieles sonrojadas y sensibles.

Si le preguntaran a Ché que hablara sobre sus relaciones sexuales antes de conocer a Kim no podría porque no recordaría ninguna tan buena como la que compartía con él. Era indiscutible que él era y sería siempre su mejor polvo, su mejor aventura y su más increíble deseo de hacer bien las cosas, a pesar de que no llevaban un gran tiempo juntos, pero es que el amor jamás se mediría por una línea absurda de tiempo.

Las palmas de Porsché estaban suspendidas arriba de su cabeza siendo sujetas contra los azulejos de la ducha por las fuertes manos de Kim, ¡amaba esas manos! Al sujetarlo podía divisar las venas que sobresalían marcando la dulce piel blanquecina.

La mejilla de Ché reposaba encima de la pared mojada por pequeñas gotas vaporosas mientras exhalaba palabras eróticas y suspiros repletos de deseo y amor, porqué joder estaba enamorado de Kim. Todo esto mientras Kim bombeaba con fuerza y rudeza contra su trasero, podía sentirlo suspirar sobre su cuello erizado y mojado por la saliva y el agua que les caía encima, sentía su otra mano sostener con fuerza su cadera ligeramente inclinada hacia atrás, las rodillas le fallarían en cualquier momento y el pecho explotaría.

El sonido de las embestidas eran tan jodidamente eróticas y fuertes, agradecía que ninguno de los guardaespaldas se encontraban en el apartamento porque no sería capaz de verlos a la cara después, sentía que si no gemía iba a ahogarse porque las sensaciones que Kim le producía eran demasiado intensas.

– Dios, Ché... – gimió Kim en su oreja justo después de morderlo – Te sientes increíblemente bien.

Porsché gimió en respuesta llevando su trasero más hacia atrás encontrándose con la polla erecta y deliciosa de su novio, porqué sí, quizá nadie lo haya hablado pero estaba muy claro que ellos compartían una relación, un noviazgo y eso cualquier estúpido lo notaría. La mano libre de Kim que no sostenía las suyas viajó a su cuello, lo sostuvo con fuerza haciendo girar su cabeza solo para que sus bocas se encontraran en un ferviente beso.

Kim continuó moviéndose contra él, embistiendo deprisa y tocándole ese bultico repleto de terminaciones nerviosas, justo allí, en ese momento, Ché se separó solo para tirar la cabeza hacia atrás contra el hombro de Kim y cerrar los ojos con fuerza, el cosquilleó del orgasmo subiendo por toda su columna, la fuerza en que le arrebató sus suspiros y luego descargó todo en el suelo de la ducha proclamando una maldición o bendición, no estaba seguro. Sus rodillas fallaron pero Kim rodeó su cintura manteniéndolo contra su cuerpo.

– Dulzura, ya casi – gimió en su oido empujando hacia adelante – Mierda, ya casi...

Gimió contra el oido de Ché y eso le causó otra puta erección, ¡¿Cómo era posible?! La voz ronca de Kim en su oido, los gemidos profundos y suaves, la combinación del agua que caía sobre sus cuerpos calientes, Ché gimió pegándose más a Kim, liberando sus manos y tirándolas hacia atrás para acariciar el cabello mojado de su novio, juntos se movieron.

– Kim, esto es... tan... intenso, oh... – jadeaba Ché cerrando los ojos.

Sintió a Kim correrse después de un largo y delicioso gemido contra su cuello, sintió la mas caliente excitación nadar en su interior. Kim estaba limpio y Ché también, habían decidido hacerlo libremente y fue la mejor decisión de ambos, se sentía tan diferente, tan único... sentir el cálido semen de su novio regarse por entre sus piernas era lo mas erótico que había vivido en su vida.

Why'd you only call me when you're high? - KIMCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora