Why'd you only call me when you're high? - KIMCHE

17. What do you want?

17. What do you want? 

– ¡Dios mío, eres una maravilla! – gritó el hombre recostado en la cama doble.

La habitación de hotel estaba fría pero caliente a la vez, el aire acondicionado estaba en el nivel intermedio en una esquina junto al ventanal, divisando el hermoso paisaje de Bangkok iluminada por miles y miles de bombillas amarillas. Justo en esa cama, Macao bombeaba fuertemente, de arriba abajo, concentrándose en el rostro lleno de placer del hombre al que le estaba realizando una maravillosa felación. Los gemidos de dicho hombre inundaban el lugar, más los sonidos eróticos que salían de la boca de Macao embadurnados de saliva.

El corazón herido de Macao Theerapanyakul había bombeado veneno desde el día cero, desde que Top lo rechazó minimizando sus sentimientos, desde entonces, había decidido que se comería todas las pollas posibles con tal de olvidarse de la suya, y no es que él ya no lo hiciera antes, jamás acordaron fidelidad, pero... en ese momento, el corazón de Macao latía por un hombre, ahora al parecer, ya no latía por nadie, estaba jodido y le dolía.

Engañar al corazón era difícil, por más que jodía con tipos, no dejaba de dolerle una vez que llegaba a casa, a veces se distraía jugando Playstation en línea, otras veces se distraía con el negocio familiar, ayudándole a Vegas o a su padre, últimamente, los ayudaba mucho, a él y a Pete, a quien le había cogido cierto... cariño fraternal, incluso ha visto a su hermano relativamente cerca del joven, y no dudo en pensar: pobre Pete.

Macao sabía que los Theerapanyakul estaban jodidos, locos y sedientos de poder porque lo tenían, eran manipuladores, eran posesivos, y algunas veces, caprichosos, de eso no podía escapar. Tanto como sus primos como su hermano tenían esas mismas cualidades, y es que #FamiliaTheerapanyakul, a pesar de que se llamaban primera y segunda familia, tenían muchas similitudes, y en el amor, casi todos eran parecidos.

Podía decir que odiaba a su primo, a Khun, por haberle quitado al que se suponía era el "amor de su vida" o su "caprichoso amoroso" más reciente, podía culparlo a él, pero lo cierto es que no tenía nada que recriminarle porque Khun no le había quitado a nadie, más bien, él trato de hacerlo y no le sorprendía si Khun algún día tratara de dispararle, no es como que lo quisiera o se llevaran bien, ellos eran dos mundos a parte, pero Macao había decidido dejarlo en paz, olvidar a Top, y mandar esos estúpidos sentimientos a la mierda.

Su instinto asesino, ese... pequeño pedazo de genética que compartía con toda su familia le susurraba al oido que asesinara a Top por haberlo jodido y luego dejado como una cualquiera, por haberlo utilizado una noche y luego mandado a la mierda sabiendo sus sentimientos, Macao pensó en hacerlo, sobretodo después de que lo follaran sin su consentimiento después de que ese miserable lo corriera de su apartamento, Macao tuvo días en que estuvo tentado a enviar a dos de sus hombres y ponerle fin, él era un chico de veintitrés años, joven y con poder, podía hacer lo que quisiera, y sin embargo, la parte débil de su corazón, la que había heredado de su madre... le dijo: no.

Top se ha salvado por los pelos, esa era la verdad. Ahora ya no debería importarle más, de hecho, ya no tendría porqué pensar en la seguridad de ese doctor de pacotilla, que joda. Después de escupir la esperma que llenó su boca, de limpiarse con el dorso de su mano, Macao se impulsó hacia un lado para bajarse de la cama, satisfecho de su mamada.

– ¿Qué? ¿Te vas? – preguntó el hombre que Dios sabrá como se llamará.

Macao parpadeó, incrédulo – ¿Cuándo me quedo? – preguntó, casual. El hombre no respondió, así que el mas joven comenzó a vestirse sin prisas. Una vez listo, se marchó sin dejar nombre, sin dejar un número de teléfono, sin dejar nada mas que un buen recuerdo, ¿para qué iba a comprometerse? Era un puto dolor de cabeza el amor, no necesitaba más mierda.