15. KinnPorsche.

1.1K 86 54
                                    

15. KinnPorsche.

El sonido de la cafetera resonó, Porsche amaba el café con un buen cigarro en las mañanas, aunque estaba tratando de dejarlo, varias veces Ché se había quejado inconforme sobre su consumo matutino de tabaco, de todos modos, uno a la semana no era cosa del otro mundo.

Estaba en la tranquilidad de su apartamento, algo alquilado con los ahorros de su trabajo en su ciudad natal, ahora en Bangkok había repartido algunos curriculum en diferentes bares, pero solo respondió uno, su dueña se llama Yok y es una chica divertida y amorosa, buena con Porsche así que le dio el trabajo, todas las noches de siete a dos de la madrugada, el bar era lindo y tenía un ambiente genial, sobretodo habían chicas realmente guapas, alguna que otra ya le había hecho ojitos a Porsche y quizá, solo quizá ya se había cogido una en los pasillos de los baños al terminar su turno, pero es que bueno, hace mucho no estaba con alguien.

El timbre sonó, bajito como el maullido de un gato perezoso, se le hizo extraño porque la única persona que lo visitaba era Ché y justo en ese momento, su hermano estaba saliendo de un turno de trasnocho, seguramente dormiría todo el día.

Sin pensar, abrió la puerta. Afuera estaba Kinn, el hermano del novio de Ché, alto, elegante, con un peinado estúpido lleno de fijador... ¿y esas cejas qué? ¿Alguien le ha dicho que parecen gusanos? Ug, Porsche hizo una mueca y estaba seguro de que le hubiese tirado la puerta en la cara de no ser porque el tipo interpuso el pie y la mano con una mueca altiva y perspicaz, idiota.

– No eres bienvenido a mi casa, vete – interrumpió Porsche antes de cualquier cosa mientras apoyaba su hombro en el umbral del la puerta.

Kinn enmarcó una ceja – ¿De verdad sabes con quién estás hablando?

Porsche fingió pensarlo tanteando su barbilla.

– Mm, déjame ver... – lo escaneó – ¡Ah! – alzó el dedo – Con el dueño del circo tailandés más famoso de Asia, y en el cual involucraron a mi hermanito, ¿me equivoco?

Kinn achiquitó la vista.

– ¿Quieres morir, idiota? – gruñó entre dientes

Porsche soltó una risotada. – Já, como si pudieras dar alguna clase de miedo, deja que tus matones hagan eso por ti, eres pésimo –

Kinn empujó la puerta y entró un paso hacia Porsche que retrocedió poniendo los ojos en blanco.

– Necesitamos hablar, Porsche – dijo Kinn, tratando de guardar la calma. Aunque a Porsche le parecía más que todo que estaba planeando cómo no asesinarlo de un tiro y ya está.

Porsche negó entrando a su cocina para servirse el café, luego volvió, Kinn registraba todo con una mirada llena de desdén.

– No hay nada que hablar, quiero tomar mi café y fumar un cigarro, pero definitivamente, no quiero tu ridícula compañía – lo miro fijamente – Tus cejas me dan miedo, ¿te lo han dicho antes?

Kinn parpadeó, incrédulo – Ya me tienes harto. ¡Entren!

Un grupo de casi diez hombres irrumpió en el departamento mientras tronaban los dedos, Kinn sonrió de lado mirando a Porsche.

– Tu decides, o hablas conmigo y escuchas mi propuesta por las buenas – señaló con la cabeza a sus hombres – O será por las malas.

Porsche esceneó los hombres, eran diez... no tenían armas cortopunzántes, las armas de fuego no las usarían porque a pesar de todo sabían que era hermano del novio de Kim, no harían nada real en contra de él... o eso quería creer, pelearían a puño limpio... bueno, si así lo quería. Una pelea matutina podría ser estimulante para los músculos ¿verdad?

Why'd you only call me when you're high? - KIMCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora