Capítulo 14

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Luego de la cena, Elizabeth se dirigió al campo de tiro al blanco, el lugar era hermoso, el cielo estaba despejado y las estrellas brillaban en todo su esplendor, la luna acunaba una cálida noche. Lizzie se sentó en el pasto mirando al cielo, había llevado consigo su cuaderno de bocetos, que recuperó de su antigua habitación, observando los dibujos de aquel chico sin rostro, no dejaba de pensar en los últimos sucesos. En sus recuerdos recuperados y sobre todo en sus padres. No dejaba de preguntarse qué habría pasado si no se hubiesen ido, si ella hubiese crecido en la academia, si hubiese entrenado junto a Roy y a Darien desde pequeña.

Sabía que era inútil pensar mucho en aquello, sin embargo, no podía evitarlo. Aunque si era honesta consigo misma, le aliviaba al fin poder ponerles un rostro a esos retratos, tomó su lápiz y comenzó a trazar las líneas que ahora recordaba a la perfección.

Primero sintió la intensa mirada sobre ella, después el suave roce del césped cuando alguien camina sobre él y por último a su recién llegado acompañante sentarse junto a ella. Volteó la mirada y se encontró con los ojos avellana del coronel, que se la devolvía con una intensidad que no supo descifrar.

También me gusta este lugar —Roy rompió el silencio que se había extendido entre ellos.

Es hermoso y tan tranquilo. —Ella le devolvió la sonrisa, aunque estaba nerviosa, no sabía qué tanto recordaba él o si podía recordar todo con la misma intensidad que ella, cerró su cuaderno antes de que Roy pudiese ver que su cara estaba en cada una de aquellas páginas.

Por eso siempre ha sido mi refugio, bueno, uno de ellos. Algún día te mostraré los otros —le aseguró antes de que ella preguntara algo.

Quedaron en silencio nuevamente por unos minutos, ninguno se atrevía a decir algo acerca de lo sucedido en la oficina del general y sus recuerdos perdidos.

— Sé que puedes recordarlo todo con lujo de detalle. —Nuevamente fue Roy quien rompió el silencio—. Pero ¿quieres compartir con la clase lo que te tiene tan retraída? ¿O enseñarme qué tienes en ese cuaderno? —El sonrojo de Lizzie se hizo evidente, hace mucho que no se sentía así. Nerviosa y vulnerable—. No te quiero espantar —prosiguió Roy—, pero lo de hoy ha sido muy revelador para mí. Si te soy sincero, siempre sentí que había un vacío, amo lo que hago, pertenecer a la academia y ser quien soy. Pero me faltaba algo, y hoy al fin entendí el qué... Me faltabas tú. —La mirada de Roy era intensa y penetrante. Elizabeth no sabía qué pensar, todo era muy extraño y nuevo para ella.

Al notar que ella no respondía, el joven coronel continuó hablando:

— No te sientas presionada, solo te estoy contando lo que me está pasando.

— No..., no es eso... Solo me siento algo abrumada y a la vez aliviada con todo. Han sido tantas cosas en tan poco tiempo, es como recuperar parte de mi vida justo cuando acabo de perder la otra.

— Puedo ayudarte con eso si quieres. Puedo ser tu mejor amigo, hablar como hacíamos de niños en el columpio que te hizo tu padre, podrías ayudarme con algunos vacíos. —«Entonces no lo recuerda todo, pensó Lizzie—. Piénsalo. —Le guiñó mientras se ponía de pie y luego le tendió la mano para que ella se levantara también.

...

El sol se asomaba por la ventana del joven coronel Leonhart. Un nuevo día estaba comenzando y después del encuentro que tuvo la noche anterior con «la novata», como le gustaba llamarla, no pudo pegar ojo en toda la noche.

Aún se sentía algo molesto con su padre por haber jugado con sus recuerdos, entendía perfectamente que no había sido su decisión y eso le permitía disminuir su molestia.

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