Capítulo 19

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Los gritos de afuera la despertaron. Abrió lentamente los ojos, algo desorientada antes de reconocer dónde estaba, la puerta de la habitación se abrió.

— Te dije que estaba dormida, Montiel, llegó anoche y me pidió quedarse. —La voz de Roy se oía cansada, como si hubiese dicho eso demasiadas veces. Lizzie miró aún desorientada la escena frente a ella, Darien se encontraba en la puerta, agitado, y bufando, Roy, en cambio, tenía la mandíbula y los puños apretados. Antes de que estallara Troya, se puso de pie.

— ¿Qué haces aquí, Dari?

— Pequeña, ya despertaste —Roy pasó delante de Darien y beso la base de la cabeza de Lizzie—. Te preparé desayuno.

— ¿Podemos hablar Elizabeth? —había suplica en los ojos y en la voz de Darien.

— ¿Nos darías un minuto?, ya bajo, huele delicioso. —Lizzie le pidió a Roy, quien asintió y deposito un beso en su mejilla.

— Por qué desapareciste así, casi me volví loco, nadie te había visto, Keylha me dijo que quizás estabas aquí. Dormiste con él. —su pregunta incluía algo más de lo que Lizzie no estaba dispuesta a hablar con su hermano.

— Te lo dije, Dari, no quiero que te metas en lo que hago o no hago, solo necesitaba espacio y alguien con quien hablar.

— ¿Y ese alguien era Leonhart? ¿No tienes amigas?

— Es mi novio, Darien, acudir a él cuándo me siento mal es parte de eso. Además, también lo hice por ti, te lo dije anoche, siempre serás mi hermano, aunque te duela y no quisiera nunca alejarme de ti, pero si es lo que necesitas para superar esto, estoy dispuesta a dártelo.

— No, Lizzie, escucha, también estuve pensando y tienes razón, eres mi hermana, cuando te veo aún veo a la pequeña niña en coletas que me recibió en su casa el día que quede huérfano. Significas mucho para mí, enana, y no quisiera perderte por esto, no sé qué sean estos sentimientos que tengo, pero mientras lo averiguo, puedo seguir siendo tu hermano.

— ¿De verdad, Dari?

— Claro que sí. —Lizzie no pudo evitar abrazarlo, tenía a su hermano de vuelta.

— Necesito que te lleves bien con Roy.

— Lo intentaré.

— Además, sigue siendo nuestro coronel.

—E n eso no hay problema, nunca he sido un rebelde. Ahora ve, te están esperando para desayunar, y te traje una muda de ropa.

— Eres el mejor.

...

Ya había pasado un mes desde que Darien le había confesado sus sentimientos a Lizzie e intentaba hacer de cuenta que nada había pasado, hacía esfuerzos sobrehumanos para fingir que estaba bien, aunque al pasar los días debía fingir cada vez menos.

Esa mañana los Akuma saldrían a su primera misión en campo abierto, irían a hacer reconocimiento de terreno a un pueblo que se encontraba a tres días de allí. Todos se encontraban en la sala de armas reuniendo municiones y armas suficientes para los días de viaje.

—Estaremos fuera casi una semana, si apresuramos el paso y dormimos solo 4 horas, podemos acortar el tiempo de llegada, recuerden que es solo una misión de exploración.

—Sí, señor.

Tony les entregó a todos sus auriculares y dio las mismas instrucciones de la vez anterior.

Lizzie guardó sus dagas-bumerán en el cinturón de dagas que le había entregado Arthur. «Tu madre también luchaba con dagas», le había dicho. Y de igual manera guardó en su funda la daga de plata que le había regalado su padre. Todos llevaban ya puesto su uniforme negro, con una pequeña insignia con el escudo de la academia en ella.

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