¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Buenos días mi amor – digo sonriendo – ¿Dormiste bien? – le pregunto quitándole los mechones de cabello rubio por su cara.
Ayer cuando regrese a mi departamento mi hermana aquí estaba con Amelie, y me alarme cuando mire las lagrimas de mi hija, pero me calme cuando me dijo que me extrañaba y que quería hacer la pijamada conmigo y no con sus primos.
-Buenos días mami – me dice besando mi mejilla – ¿Hoy si iremos con mi papi? – me pregunta sentándose en la cama.
-Si hoy si iremos con tu papi – le digo riendo – Pero primero tengo que ir a mi oficina a firmar unas cosas, ¿Me acompañas?
-Sipi – se levanta de la cama y sale corriendo a su habitación.
Regresa de la misma forma en que se fue con un vestido rosa, y me dice que se puede duchar sola ya que esta grande, solo acomodo la regadera a una buena temperatura y salgo para dejarla sola, pero estando pendiente de ella.
Cuando ella termina el enredo en la toalla y la siento en la orilla de la cama para yo bañarme rápido. Salgo con una toalla cubriendo m cuerpo y ayudo a mi hija a subir el cierre de su vestido.
Ella se sienta en el Puf que compre y mira el cuento que Kitty, me estoy terminando de arreglar cuando escucho el rugido de un león.
- ¡Chispas! – sale corriendo Amelie de la habitación, yo maldigo y salgo detrás de ella.
Se supone que nos veríamos hasta mas tarde, no se que mierda hace el aquí, creo que tendré que cambiar la clave del elevador, no le veo caso que venga a mi departamento.
-Mira mami chispas – me dice riendo acariciando la melena del León blanco.
-El señor lo mando – me dice uno de los Voyevikis antes de irse.
-Creo que Chispas nos acompañara al trabajo – le digo riendo a mi hija.
- ¿Lo puedo peinar? – me dice.
-Claro que si mi amor, por mientras hare el desayuno – digo antes de besar su frente.
Voy a la cocina y preparo la masa para hacer unos panqueques. Cuando están listos los pongo uno en el plato de ella y le pongo unos arándanos como si fueran ojos, una rebanada circulas de plátano para la nariz otras para las orejas y le coloco unas fresas para simulen un moño.
-Aquí tienes amor – le digo dándole su plato.
Sonríe cuando se lo entrego y se acaba todo, junto con el jugo de naranja que le doy.
- ¿No hay un conejo de verdad para chispas? – me pregunta.
-Aquí no hay amor – le digo poniéndole recogiendo todo para lavarlo – Probablemente encuentre unos en la casa de tu papi.
