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EMMA
-Ya bebé ya deja de llorar – digo tratando de calmar las lagrimas que corren por mis mejillas – Ya te cambié el pañal, ya comiste, y has dormido bien – le hablo a la pequeña que esta entre mis brazos - ¿Qué acaso me odias? Ya hice de todo – digo a la nada, ya que estoy sola.
Hace dos semanas que salimos del hospital, papá quería que me fuera a su casa mientras me recuperaba, al igual que Death y no se diga de Ilenko. Este ultimo me grito diciendo que no dejaría solas a su mujer y a su hija, pero lo que mas lo enojo o eso quiero pensar es cuando le dije que yo no era su mujer, que me perdió desde el momento en que decidió mentirme, y entiendo sus razones, pero me jode que yo le conté hasta la cosa mas insignificante de mi por que confiaba en él, creyendo que él también lo hacia conmigo, ya me di cuenta que no.
Estas dos semanas ha venido todos los días, desde medio día hasta poco pasada la media noche. Pero nunca viene solo, siempre trae a su hijo Vladimir, la verdad no me siento muy cómoda que lo traiga, y no es por que lo culpe de lo que me hizo su padre, si no por que no me siento al tenerlo aquí por su discapacidad. No quiero que tenga un accidente y que yo no pueda ayudarlo por que aún no estoy completamente recuperada.
Pero en cierta parte me gusta tenerlo aquí, por que es con quien hablo ya que a Ilenko no le he dirigido la palabra, cada vez que lo miro viene a mi mente todo lo que me dijo cuando estuvimos juntos la ultima vez, pero también pienso en las palabras que me dijo antes de perder la conciencia en quirófano.
-Bebé ya por favor – digo llorando más al escuchar el llanto de mi hija.
A lo lejos escucho la voz de cierto niño y eso solo hace que quiera llorar más al no sentirme capas de cuidar de mi propia hija.
-Emma – habla Ilenko pero no le contesto. Estoy en la habitación que prepare para Amelie, detrás de la cuna, sentada en el suelo echa bolita. Por el pequeño espacio del suelo y la cuna puedo observar los pies de Ilenko del otro lado. Levanto un poco la cabeza y observo que el bello en su mandíbula le ha crecido y el cabello lo tiene atado un poco desordenado - ¿Qué haces ahí? ¿Todo bien? – me pregunta.
-No para de llorar – le digo haciendo un puchero.
-Ven – me tiende una mano la cual tomo y me pongo de pie – Dámela – Le paso a Amelie y la pega a su pecho asiendo que deje de llorar al instante.
-Tú hija me odia – le digo cuando Amelie comienza a reírse de la nada.
-No te odia – dice Ilenko besando la frente de Amelie – Solo extrañaba a su papá.
-Sera la única que te extraña - le doy la espalda – Además no es justo – digo limpiándome las lagrimas – Yo la cargue por casi nueve meses, comí cosas completamente asquerosas, vomitaba todo el día, mis cambios de humor variaban cada cinco minutos – suspiro – Lo único que falta es que comience a decir ¨Papᨠ- salgo de la habitación y camino hacia la sala en donde esta Vladimir mirando la televisión – Hola Vlad.
