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- ¡No! – grite riendo – ¿Estás hablando enserio?
-Si lo juro – me contesto riendo.
Eran como las tres de la mañana y aun estaba platicando con Rodrigo.
Me estaba contando de la vez que según el fue el momento mas vergonzoso de su vida. Había salido con una chica en la Universidad y habían ido a una fiesta. Como todos, tomo demasiado alcohol y cuando beso a la chica él vómito encima de ella ya que le había dado nauseas su perfume.
- ¡Dios que asco! -dije riendo – No lo puedo creer.
- Yo ya te conté muchos de mis momentos humildes – le dio un trago a su copa de vino – Cuéntame los tuyos.
-Toda mi vida es un momento humilde – le dije y también tomé un trago de vino – Pero tengo mis favoritos, como por ejemplo...cuando tenia 18 salía con un chico y estaba decidida a perder mi virginidad con él, pero al último momento me arrepentí y Sali corriendo y lo deje con las ganas – lo mire y tenía una sonrisa en su cara – El como no soporto llamo a la policía y cuando mi papá fue a buscarme dijo que no me conocía y tenia intenciones de dejarme ahí.
- ¿Tu padre sería capaz de hacerte eso? – pregunto riendo.
-Claro que si – tome otro trago de vino - ¡Ah! También cuando me pico un erizo.
- ¿Te pico un erizo?
-Si, se veía inofensivo y lo toque y me pico y me dolió mucho.
-Pero todos sabemos que los erizos pican – puso su copa en la mesita del centro – Es como, cultura general.
- ¡Pues yo no lo sabía!
- ¡Shh! Despertaras a la princesa – se acercó y puso una mano en mi boca – Creo que ya se tu subió el alcohol.
-Solo un poquito - dije juntando mi pulgar e índice.
-Deberías de dejarlo ya – Trato de quitarme la copa, pero me negué – En unas horas tendrás que ir a trabajar.
-Puedo faltar, soy la dueña – digo acercándome a él.
-Beneficios de ser la dueña – dice riendo.
-Beneficios de ser la dueña – dijo poniendo una mano en su pierna.
-Creo que deberías de ir a dormir – me dice poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.
-Pero no tengo sueño – dije asiendo un puchero.
-Pero deberías – me dice – Habrá muchas cosas que hacer y... - dice, pero lo interrumpo.
- ¿Te parezco sexi? – le pregunto.
-Emma...
-Si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias – me acercó más a él casi rozando nuestras piernas – ¿Te habrías acercado a mí?
