El rey león Alfa y su amante secreto (Traducción Finalizada)

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"Papi."

"..."

"¡¡¡¡¡Papi!!!!!"

Shia, que estaba inmerso en su trabajo, miró rápidamente a la derecha cuando escuchó la voz de un pequeño niño que no dejaba de llorar. Tenía un oso entre sus brazos, un puchero enorme y unas mejillas llenas de un montón de lágrimas. No parecía triste, más bien estaba enojado.

"¡No me haces caso!"

"Lo siento, mi amor ¿Qué pasó? A ver, ven aquí. Limpia tu naricita..."

"¡Quiero jugar en el estanque!"

Con una cara triste, señaló la ventana sur ocupando toda la mano y le mostró el lugar al que quería ir. Los árboles crecían al otro lado del vidrio y un bonito paseo lleno de agua se asomaba detrás de un par de arbustos llenos de florecitas hermosas. Se decía que había muchos estanques en el palacio real, pero este era artificial, particularmente grande, y estaba permitido nadar allí. Tanto que generaciones de la familia real habían disfrutado navegando todos los días.

La mansión donde vivía Shia y su bebé era el lugar en el que nació y se crió Vislan, y parecía que fue construido originalmente para que una persona pudiera pasar toda su vida sin necesidad de salir de allí.

Tras la abdicación del rey anterior, el hombre se trasladó a un sanatorio rural para intentar vivir el resto de su tiempo en calma. El tratamiento médico había dado sus frutos y se decía que su estado físico ahora era más estable que durante su reinado. La princesa y la concubina regresaron a la casa de sus padres, el tercer príncipe se retiró a su territorio al mismo tiempo en que se convirtió en un súbdito más de la población, y su otro hermano vivía en el monasterio permanentemente. Por lo tanto, la casa se sometió a una importante renovación para que quedara acorde a los gustos de Vislan y sus familiares y por eso mismo era que le habían incluido un laboratorio en la parte posterior.

El lugar era de ladrillo sólido, de un piso de alto y lleno de ventanas para permitir la circulación del aire. Además, mandó a traer equipos verdaderamente costosos que dejó bien organizados en el interior, una máquina de última generación y aparatos eléctricos mucho más bonitos que los que podía ver en su universidad. En realidad, hasta podría decirse que era un ambiente muy bendecido.

Y eso solo lo hacía sentir peor

"¡Papi!"

Shia dejó escapar un pequeño suspiro.

"No puedes hacerlo solo, amor"

Cuando dijo eso, Milan sacudió su pequeño cuerpo de lado a lado y expresó su descontento con un "¡Ah!" que hizo que su colita se balanceara detrás de él con toda la inconformidad del mundo. Ahora no tenía que ocultarla dentro de sus pantalones todo el tiempo por lo que verla fue una de las cosas buenas que obtuvo de vivir aquí.

Había pasado aproximadamente un mes desde que Shia y Milan comenzaron a vivir en el palacio real. Sin embargo, su estado seguía siendo el de "invitados reales".

Al parecer, mientras estuvo buscándolo por todo el largo del país, preparó una residencia que incluso tenía un laboratorio tan maravilloso como este y a veces, los mayordomos le decían que el hombre iluminaba su expresión cuando hablaba sobre lo mucho que Shia parecía querer ser un inventor en su etapa de estudiante. Sin embargo, incluso con todas sus atenciones, Shia no podía aceptar su matrimonio con Vislan y terminó por rechazarlo al primer intento. Vislan no presionó a Shia para hacerlo cambiar de opinión, por supuesto. En vez de eso, solo le dijo que le iba a dar todo el tiempo que creyera necesario para organizar su cerebro.