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La residencia de Vislan, en la parte más profunda del palacio real, era un hermoso lugar lleno de una vegetación bastante alta. Había un exuberante jardín frente a la mansión, y una especie de bosque en miniatura que tenía además una enorme fuente justo en el medio. Y un lugar como este, por supuesto, se sintió como una sueño para alguien que venía de una pequeña provincia como lo era Kanus.

"Que bueno que llegaron hasta aquí a salvo. ¿No se cansaron de viajar en tren? ¿Estás bien, Milán?"

"Um... Ujum."

Vistiendo nada más que una camisa, una chaqueta, y unos pantalones de algodón bastante suave, se sintió tan relajado que hasta le recordó a sus días de escuela.

"Los guiaré a su habitación ¿Bueno?"

Vislan invitó a Shia y al niño de la manera más amable posible. Mientras tanto, Atro, parado en el marco de la puerta, había hecho que los sirvientes trajeran el equipaje de los dos directamente hasta el inicio de las escaleras.

"¡Vaya!"

"Vaya."

"¡Es tan grande, papi!"

Cuando Shia y Milán entraron, miraron alrededor de una manera bastante inquieta. El vestíbulo en la entrada tenía unas escaleras inmensas que llegaban hasta el segundo piso, había mesas, sillones y candelabros que parecían tallados con cristales de colores que ni siquiera sabía que existían.

"Sí, es del tamaño del dormitorio universitario en Kanus ¿No crees?"

Vislan respondió así ante las palabras de los dos.

"... Cierto."

El "Dormitorio universitario en Kanus", un ejemplo muy fácil de entender pero también, bastante nostálgico. Shia sonrió:

"De verdad es enorme".

"¡Más grande que toda mi habitación! ¡Mil millones de veces!"

Vislan se rió y miró la carita de Milán.

"Milán, yo... No sé si tu papá me lo permita pero ¿Crees que pueda cargarte un momento?"

"¿Qué?"

Milan vaciló ante la repentina sugerencia. Hasta hace poco, Shia cargaba a Milán entre sus brazos todo el bendito tiempo, pero, ahora que tenía cuatro años, había crecido tanto como para decir que "ya no era un bebito" y que "no necesitaba de cosas así". Aunque seguía siéndolo. De hecho, Milán tenía una cara que gritaba que ya era un niño mayor.

"¿No te gusta que te carguen?"

"Es que..."

Amortiguó sus palabras y le miró con un puchero enorme dibujado en su boca. En realidad, no parecía que no le gustara.

Entonces Shia asintió: "Está bien. Tranquilo, Milán. Si quieres hacerlo, hazlo. Yo no me voy a enojar."

"Bueno, entonces, por favor..."

Diciendo "por favor" cortésmente, Milan estiró sus bracitos hacía un hombre que parecía completamente encantado con sus movimientos.

Lo cargó tan fácilmente que dio hasta un poco de miedo:

"¡Wooooooow!"

La visibilidad debió haber aumentado más de lo que pensaba porque Milan soltó una ovación que estaba mezclada con muchísima sorpresa.

"¿Tienes miedo, Milán?"

"No. ¡Es muy alto y bonito! ¡Mucho más alto que cuando Elijah me carga!"

El nombre de Elijah salió, haciendo que la expresión de Vislan temblara de nuevo. Sin embargo, feliz de que le dijera que lo hacía más alto que él, sus orejas temblaron para todas direcciones.

"Porque soy más alto que Elijah". Y volteó a ver a Shia para decir de una manera bastante orgullosa: "También soy más interesante que él".

Se preguntó si había hostilidad en él porque también se trataba de un alfa.

"Esta bien, vamos a llevarte un poco más alto."

"¡Más alto!"

"Mucho más alto."

"¡Hasta el techo!"

"Extiende tus manos entonces ¿De acuerdo?"

"Jajaja, ¡Mira papi! ¡Lo que hago!"

Las orejas de Vislan temblaban y su cola, que sobresalía de sus pantalones, se meneaba de un lado para otro como lo haría un cachorrito. Se notaba demasiado que disfrutaba mucho del contacto con Milán y que, de todo corazón, le daba la bienvenida a su hijo.

Y mientras veía a dos personas que se parecían increíblemente demasiado, riendo y pasando un buen rato juntos, Shia sintió que su corazón se volvía más pesado segundo a segundo. Atro le había dicho que discutiera sobre el futuro de los tres y que estaba seguro de que Vislan no lo iba a forzar a quedarse allí si no quería hacerlo. Sin embargo, si Shia decidía qué lo mejor era regresar a la aldea, apartaría a Vislan de su hijo definitivamente y al bebé de su papá. Y ya era demasiado malo que Milán ni siquiera lo conociera. Por otro lado, si Milán se quedaba en el palacio real para convivir con él, significaba que entonces él terminaría perdiendo a su familia. Era un extranjero, un plebeyo y un Omega humano así que no pensaba que fuera bienvenido en el palacio real de manera definitiva. Pero teniendo en cuenta la felicidad, tanto de Vislan como de Milan, no sabía cuál era la respuesta correcta y se preguntaba qué iba a pasar a continuación. ¿Podía quedarse con Milán? Absolutamente no se imaginaba un mundo en el que estuviera separado de su niño por lo que no estaba a consideración simplemente dejarlo.

"¿Papi? Vamos, vamos por aquí".

Estaba sumido en sus pensamientos y no se dio cuenta de que había otras cosas que ver. Además, si se quedaba hasta atrás, era muy probable que se perdiera estando en un lugar tan grande.

"Ya... Ya voy, amor."

El rey león Alfa y su amante secreto (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora