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Shia regresó al pueblo poco después de intercambiar el contrato con Vislan. Fue, básicamente, para saludar a Margo y a los aldeanos que le cuidaron con tanto amor en el tiempo en el que solo era él y su bebé.

Durante su estadía de dos semanas, ordenó las pertenencias que había dejado en casa, empacó su ropa y regaló algunos muebles que ya no necesitaba. Margo y los aldeanos le dieron una fiesta de despedida bastante larga y organizaron un evento de música y juegos para que incluso Milán pudiera despedirse de los amiguitos que había hecho en el barrio.

Ya era un hecho bien conocido entre los aldeanos que Su Majestad, el Rey Vislan, había venido personalmente hasta allí para encontrarse con Shia porque Milán era su hijo reconocido. Sin embargo, nunca parecieron meterse más de lo estrictamente necesario y tampoco preguntaron demasiado sobre la razón o el por qué de su distanciamiento de cinco años. Más tarde supo que la discreción fue porque Margo le había pedido ayuda al jefe de la aldea y, junto con él, hablaron cuidadosamente con las personas de por allí para que pudieran darles un tiempo de paz. Y por eso mismo, parecieron de verdad cuidadosos con todo lo que decían frente a él y le hablaron de lo mucho que lo extrañarían cuando ya no estuviera. Shia dijo que esto no era un adiós para siempre. Había prometido escribir cartas y venir al menos una vez cada dos meses para saludar.

Así, Shia y Milán se mudaron al palacio real de manera definitiva.

Vislan comenzó a llamarse a si mismo "el padre de Milán", y la distancia entre ellos pareció volverse cada vez más y más pequeñita. Y mientras el hombre mostraba su inmenso afecto por él, Milán, que estaba confundido al principio, comenzó a adaptarse tan rápidamente que no había ni un solo día en que estuvieran separados. Luego, discutió con él sobre si debería llamarlo padre o seguir utilizando el "Vis".

"Shia es mamá y Vis es papá. Pero siempre le he dicho papá a Shia ¿Debería llamarte papá a partir de ahora?"

Pero se resolvió rápidamente. Y Milán comenzó a decirles "padre" y "madre" con tanta facilidad que ni siquiera se sintió el cambio. Además, a Shia seguía pareciéndole bastante tierno que pintara estrellas en sus pupilas, iluminara su expresión y dijera cosas como: "Ese chico debe ser un genio, ¿no?" Con una voz que se sentía llena de puro orgullo.

Después, Shia y Milán comenzaron a aprender sobre "etiqueta" gracias a la enseñanza de la gente de la corte. Vislan dijo que estaba bien incluso si hacían lo más básico, pero, como ya había dicho antes, estaba tan decidido a estar con él y a apoyarlo que ambos hicieron lo mejor posible por estudiar hasta que comenzaron a hacerlo perfecto. Semanas después se descubrió el segundo embarazo de Shia y, cuando las cosas se estabilizaron con su cuerpo y con las emociones que habían crecido dentro de los dos, también se anunció oficialmente sobre sus planes de boda.

Algunos periódicos populares habían sacado la conmovedora historia del hijo de Vislan y al amante secreto que tuvo mientras estudiaba en el extranjero. "El departamento real de relaciones públicas" guardó silencio un momento, pero luego fue tan obvio que estaban promoviendo la propaganda que empezó a ser hasta motivo de burla entre las personas más cercanas al rey. Después de todo, de eso se trataba la estrategia que Vislan mencionó anteriormente. De abrazar a varias empresas de periódicos nacionales y hacerlos escribir para que la gente simpatizara con ellos, su familia, su relación y se sintieran lo suficientemente identificados como para no tener más opción que acoger a Shia. Claro que siempre había quienes no estaban de acuerdo con este nuevo orden, pero, tanto el rey como su futuro esposo, solo parecieron tomar las malas palabras como un motor para seguir esforzándose por el bien de su pueblo.

La boda vino pronto. También los nuevos planes.

"Bueno, entonces empecemos con las fotografías".

El rey león Alfa y su amante secreto (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora