La gran Yincana de Dalí Lavá

109 3 0
                                    

Rim se encontraba mirando alrededor del generador, buscando por todas partes la siguiente pista (que supuso que sería otro trozo de papel). Iba a darse por vencido cuando decidió mirar por debajo del motor, tumbándose en el suelo.


Rim: Aquí está. ─Celebró levemente mientras se extendía bajo el inmenso generador para alcanzar el trozo de papel. Una vez lo agarró salió de debajo del motor (en el proceso se golpeó la cabeza y dio un grito ahogado) y se limpio el polvo que se había adherido a él. ─(Debería de darle una mano a esto). ─Pensó y se puso a desdoblar el papel.

Dusk: ¿Qué pone? ─Preguntó mientras se recargaba en el marco de la puerta. 

Rim: ¿No estabas cansado?

Dusk: Es que escuché un golpe, me preocupaba que te hubiese pasado algo... ─Dijo evitando contacto visual.

Rim: (¿Se preocupa por mí...? Entonces no está todo perdido. Bien, voy a por todas.) ─Rim se aclaró la garganta y comenzó a leer el trozo de papel mal recortado. ─Hay veces que cuando quieres darlos, te das cuenta de que tú los necesitabas más... ¿Qué?

Dusk: Es un acertijo.

Rim: A eso llegaba, bobo. ─Respondió entre risas.

Dusk: Si eres tan listo, te dejo que lo termines solo. No quiero ser una carga para usted. ─Dijo con un gruñido 

Rim: (mierda, pensaba que eso le iba a hacer reír) Perdón, era una broma. De hecho creo que no podré terminar esto sin ti.

Dusk: Entonces no estoy equivocado. La respuesta es un abrazo ¿verdad?

Rim: Yep.

Dusk: ¿Y como nos va a ayudar a encontrar la siguiente pista un abrazo?

Rim: No lo sabremos hasta que no lo hagamos ¿No? ─Dijo mientras abría los brazos tímidamente.

Dusk: Agh ─Volvió los ojos para atrás y abrazó a Rim. Se convenció de que iba a ser un abrazo corto, lo necesario para cumplir el reto, pero... El olor del lucario era simplemente hipnótico. Su pelaje estaba más suave, estaba seguro de ello, más que ayer al menos. Se sentía increíble...

Rim: Dusk... es suficiente. ─Dijo dándole dos palmaditas en la espalda.

Dusk: ¿Eh? Ah, sí. Perdón.

Rim: Bueno... La siguiente pista es...

Dusk: ¿Cuándo la has encontrado? ─Le interrumpió.

Rim:  Cuando estabas en tu mundo, el papel comenzó a brillar y ha aparecido el siguiente mensaje: Soy blandita, soy calentita, soy tu más fiel compañera, cómoda de primera. En mí hay cosas que se conocen, aunque hay gente que se desconoce...

Dusk: ¿Eh?

Rim: ¿La cama...?

Dusk: Supongo, por ir a ver no perdemos nada. ─Ambos subieron a la habitación y no tuvieron que buscar mucho, el papel se encontraba encima de la cama. Ambos se quedaron mirándolo. El primero había sido un abrazo... la cosa solo podía ir aumentando en intensidad ¿no? Finalmente Dusk se decidió por agarrar el folio. ─Guerra de almohadas, exclamación, exclamación, exclamación. Ni que fuésemos niños. ─Dijo y se giro hacia Rim que ya se encontraba armado con dos cojines.

Rim: Huelo el miedo a derrota... ─Dijo mirándolo con una sonrisa retadora y juguetona.

Dusk: No, Rim. ─Rim comenzó a acercarse. ─NO. NO TE ATREVAS.

Rim saltó hacia Dusk y le golpeó directamente con un cojín. Dusk consiguió agarrarlo de los brazos y lo inmovilizó bajo él en la cama. Sus ojos se cruzaron y se quedaron así un momento... PERO ENTONCES RIM APROVECHO ESE INSTÁNTE PARA EMPUJAR CON LOS PIES A DUSK Y SE ARMÓ CON UNA ALMOHADA Y ¡PUM! DERRIBÓ A DUSK. Dusk decidió seguirle el juego y se armó como pudo. Estuvieron un buen rato así, hasta que se quedaron sin cojines que romper. Las plumas revoloteaban por el lugar y ambos observaban el espectáculo tumbados en la cama, uno al lado del otro, exhaustos.

Cómo debe serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora