Carne de perro idealizada.

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Se encontraban durmiendo abrazados, con el fuerte aroma del vino apestando la habitación

Entre olor a licor y el suave arrullo del aire que circulaba por la oscura habitación uno de ellos se levantó. Le sobresaltó la presencia del otro, pero como un rayo impacta sobre un árbol milenario el recuerdo colisionó sobre su cabeza. El dolor de cabeza y el malestar propios de la resaca no le impidieron reír entre dientes. Parecía que había vuelto a ser un niño, parecía que había vuelto a sus años en la escuela de chamanes, con el padre de Elías. Echaba de menos a todos, llevaba mucho tiempo sintiéndose solo. Le daba rabia que para que volviesen a encontrarse hubiese hecho falta una catástrofe.

Radmila acarició suavemente la frente de Bel y lo recostó sobre su pecho. Su cara emanaba tranquilidad, un duro contraste con las facetas que había observado la noche anterior. Su cara de incomodidad al estar cerca de Dusk, quién por alguna razón en una semana le robó al amor de su vida. Ese incompetente que dejó solo a Rim en una de los peores momentos de su vida, cuando Bel jamás le hubiese dejado solo. O eso le dijo Bel en mitad de su borrachera.

Radmila no pudo contenerse entre el efecto del alcohol y el sentirse identificado con su historia, él también amaba a alguien que no le correspondía, y en ese mismo instante le besó. Bel no retrocedió, es más, le correspondió desesperado. Ahí fue cuando vio otra cara del Delfox, una cara llena de lujuria mezclada con oscura desesperación que emanaban de lo más profundo de su interior. Radmila pensó que probablemente en ese momento él tenía exactamente la misma cara.

Después de acabar, miró al Delfox sollozar. Le abrazó y preocupado le preguntó si le había hecho daño y justo cuando se iba a levantar a buscar una pomada, Bel le cogió del brazo y le mostro su rostro devastado. Radmila lo comprendió entonces y no pudo evitar no comenzar a llorar junto a él. La sensación de haberle sido infiel a quién amas, incluso si no te corresponde, incluso si sabes que jamás lo hará aunque objetivamente seas lo mejor para él, aunque te esfuerces hasta dejar tus manos en carne viva. Simplemente eres otro Sísifo intentando subir una piedra que siempre acabará rodando cuesta abajo.

Entonces Radmila recordó que ambos lloraron hasta dormirse. Ahora se sentía en la necesidad de hacerle sentir mejor. Quizá Bel sería su salvador. Quizá él podría salvar a Bel de Rim. Después de todo, Bel había sido su primera vez. Se preguntó si él también fue la suya. Entonces recordó que estuvo con Rim toda su infancia y descartó esa idea. Su faz reflejaba paz y no pudo evitar volver a caer en las garras del sueño mientras continuaba acariciando dulcemente a su semejante.


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Rim comenzó a notar una falta de calor a su lado. Entonces vio que Dusk ya no se encontraba junto a él. 

Rim: Deja vú ─Susurró y volvió a experimentar la sensación de que existía la posibilidad de que le hubiese abandonó. Pero descartó esa posibilidad rápidamente y comenzó a levantarse. Entonces recordó sus quemaduras. Ya no le dolían, por algo Radmila era el segundo mejor chamán de todo el bosque. Se levantó despacio, pero se sorprendió pudiendo caminar sin complicaciones, entonces un aroma interrumpió sus pensamientos. Un aroma dulce y muy familiar. Decidió seguirlo y se encontró a Dusk en la cocina, moviendo ajetreadamente una sartén─. Buenos días... ─Dijo desperezándose.

Dusk: Buenos días, amor ─dijo para pasar a voltear un pancake en el aire. Rim comenzó a sentir calor, que equívocamente achacó a la sartén─-. ¿Qué tal has dormido?

Rim: Como nunca ahora que he podido descansar junto a ti. ─Se acercó a Dusk y le acarició la mejilla, dudando si era apropiado darle un beso o no. Dusk simplemente se limitó a sonreír y levantar las cejas, gesto que puso aún más nervioso a Rim. Finalmente acabó dándoselo. Se sintió ¿bien?

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