Sí somos

64 4 0
                                    

Rim estaba temblando, mirando la puerta que se erigía frente a él, imponente, estoica. Probablemente ese trozo de madera de abeto había experimentado y vivido mil cosas, pero ninguna tan escandalosa como la que estaba a punto de vivir.

Dusk: ¿Has terminado de lamentarte?

Rim: No, creo que me queda un rato...Dusk: Venga, se un hombre y afróntate a tu destino.

Rim: Eso es machista...Dusk: Y tú eres mi pareja y vas a conocer a mi padre. ─Rim suspiró profundamente y cerró los ojos con fuerza.

Rim: Bueno, vamos a ello. ─Rim puso su pata sobre la puerta.

Dusk: ¡Espera!

Rim: ¡¿Qué?!

Dusk: Te quiero.

Rim: ... Rim entró tembloroso y dudando. Una vez dentro sabía que no había marcha atrás.

Rim: ¿Augh? ─Levantó la voz. E inmediatamente obtuvo respuesta.

Augh: ¡Estoy en la cocina! ─Rim miró a Dusk, angustiado, que le seguía desde atrás. Él se limitó a dirigirle una sonrisa reconfortante. El gran chamán tragó saliva y entró a la habitación.

Rim: Ey, cuanto tiempo ─Rim fue interrumpido quedando la última palabra en apenas un balbuceo, Augh le había agarrado y le estaba asfixiando.

Augh: ¡Por fin sales de tu cueva, viejo perro! ─Rim se estaba intentando zafar del agarre del jefe de la aldea, sin éxito.

Rim: Quizá si no corriera peligro de morir cada vez que vengo ─Consiguió pronunciar con dificultad.

Augh: ¡Si vieneses más a menudo esto no pasaría! ─Dijo liberando por fin a Rim de su agarre, que respiraba agitadamente.

Rim: Vengo todo lo que tengo que venir.

Augh: ¿Y qué te ha traído a nuestra humilde aldea esta vez, Gran Chamán Riorim?

Rim: Emm... ─Rim se giró a mirar a Dusk, que levantó un pulgar en aprobación.

Augh: ¿Y bien?

Rim: En realidad, va para largo. ¿Le importaría que tomáramos asiento?

Augh: Para nada, hijo. ─Augh le dio dos grandes palmadas en la espalda a Rim, quién se tambaleó por la fuerza bruta del estoico líder. Tragó saliva y le siguió hasta la mesa─. Dusk, hijo. Tráenos algo para beber, anda.

Dusk: En seguida, papá ─dijo en un tono alegre y despreocupado y casi de inmediato trajo un par de zumos de bayas y una jarra de cerveza de manzana.

Rim: Gracias, bueno. Cómo iba diciendo, hay un par de cosas que tengo que discutir con usted. No solo como líder de la aldea, sino como amigo y padre.

Augh: Ya sabes que te debo un par, una por curar a mi hijo y otra por ayudarme aquella vez. ─Entonces cerró los ojos y su afable sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco, dejando una mirada estoica, inexpresiva, que daba la impresión de estar ante una fortaleza inexpugnable─. Pero eso no quiere decir que vaya a ceder fácilmente ante ti. Es mi deber por ser tanto líder como padre.

Rim: No esperaría menos ─Rim también dejó de temblar y su mirada se ensombreció, sus ojos irisados refulgiendo, palpitantes como dos corazones sangrantes que contrastaban con la palidez de su pelaje devastado por el estrés y la falta de cuidado. Dusk notó como el ambiente se tensaba enrollándose en su garganta como una serpiente deslizándose por su tráquea camino de sus pulmones, amenazando con asfixiarle.

Augh: ¿Y bien? ─Se cruzó de brazos presionándolos entre sí, en una postura férrea que daba la sensación de que cada vez crecía más, de que en cualquier punto no cabría dentro de la habitación.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cómo debe serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora