Bienvenidos al castillo carmesí, señores.

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Dusk: Lo siento, Lena, amor. Pero mi padre tiene razón, Deberíamos pensar esto bien.

Milena: ¿A qué te refieres con eso? Llevamos juntos desde cachorros. ─Se sentó en la cama con los brazos cruzados, sus curvas siendo acentuadas por el reflejo de las llamas de la chimenea de la habitación de Dusk, piel fina y brillante acaparando toda la atención del Joven, que luchaba por apartar los ojos de ella. ─Solo es un pasito más. Además, no es como si no lo hubiesemos intentado antes.

Dusk: Tienes razón... ─Dusk no comprendía por qué no quería tomar a su prometida, a su amada. No tenía sentido, justo cuando iba a lograr todo con lo que siempre había soñado, estaba al alcance de su zarpa, sin embargo, no podía tomarlo. Sintió un nudo en la garganta y al llevarse la pata al cuello, noto algo caliente, metálico. El collar de Rim. ─Pero salir del bosque me ha abierto los ojos. He aprendido muchas cosas y ahora no estoy seguro de querer asentar mi vida. ─Milena puso la característica indescifrable e inexpresiva cara que siempre mostraba en público, en las reuniones del consejo y en todos los asuntos oficiales. Dusk sintió una punzada, pero ya no podía parar, ahora era demasiado tarde, así que él copió la expresión de su compañera y continuó─. He conocido a alguien que me ha enseñado que si no haces lo que quieres cuando puedes, quizá nunca puedas hacerlo. Yo quiero conocer el resto del bosque ─Apretó el colgante de Rim, como si pudiera exprimirle el valor que le faltaba en ese instante.

Milena: Pero eres Dusk, el hijo del primer jefe que consiguió parar las crisis internas y parar la guerra. Tu deber es heredar el cargo y mantener la paz. Además, es lo que has dicho, si no te conviertes ahora en El Jefe, puede que nuca pueda y tendrás que vivir con ello.

Dusk: Volveré y tomaré el cargo, te lo prometo. Además, si te soy sincero, no creo que Barnim haría un mal trabajo, tiene un corazón de oro y acero. Quizá por eso le detesto tanto.

Milena: ¿Has hablado esto con tu padre?

Dusk: No. ─Respondió y fue a la cocina a rellenar un vaso de agua, una costumbre extraña heredada de su padre ya que dejaba el vaso en la cocina en vez de llevárselo a la habitación. Su padre le contó que si se despertaba por la noche, es porque algo malo podría estar pasando, así que el dejar el vaso en la cocina podría llegar a salvarle la vida. Siempre pensó que era una tontería, hasta que su padre pilló a un ladrón que se coló en su casa gracias a eso─. Tengo pensado contárselo mañana.

Milena: Bien, bien... ─Adopta una paso más relajada en la cama. Comienza a acariciar su vientre en círculos, pero mantiene su seriedad─. digo, mi padre te mataría si se enterase de esto. Eres la nueva gran llama, la inspiración de toda la aldea, jóvenes y ancianos por igual. Pero tú vas y quieres tirarlo todo por la borda. No te entiendo.

Dusk: Quizá nunca estuve realmente destinado a ser El Jefe. Puede que solo fuese una ilusión. ─Se sienta al lado de Milena y se gira a mirar por la ventana. El cielo está lleno de estrellas, es luna nueva, así que estas brillan con más intensidad. ─También conocí a una muchacha muy valiente. Me enseñó que no importa quién eres al nacer, sino en quién te quieres convertir.

Milena: Estoy segura de que llegará muy lejos, parece inteligente.

Dusk: Lo es.

Milena: Pero no siempre es necesario cambiar.

Dusk: No voy a cambiar de parecer. ─Dijo y se recostó en la cama, al lado de la mujer y besó sutilmente el collar de Rim, de forma imperceptible antes de cerrar los ojos.

Milena: Me rindo. ─Suspiró─. Pero alguien te hará entrar en razón, ya sea yo, mi padre, el tuyo, Barnim o incluso Radmila. Alguien lo hará.

Dusk: Sabes que Radmila no se meterá. Él se negó a hacer las pruebas. Por otra parte, a Barnim no le vendría mal que desapareciera y mi padre me apoyará en todo, ya me lo ha dejado claro muchas veces, ese es uno de los motivos por los cuales quería ser como él.

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