La herida vive silenciosa en el interior del pecho.

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Dusk corrió hacia la casa de Radmila. Esa noche parecía que el cielo se iba a caer y a él nuca le gustó mojarse por culpa de la lluvia. Una vez llegó no se paró a llamar y entró directamente. Al parecer Radmila le escuchó llegar pues le llamó para que fuese a su salón, que se encontraba acomodado para que fuese una sala de espera.

Radmila: ¿Listo?

Dusk: No, pero nadie llega a estarlo nunca.

Radmila: Y yo que pensaba que eras puro músculo.

Dusk: Hay que mirar por debajo de la superficie.

Radmila: Pero ahí es donde están las heridas.

Dusk: Y no estamos preparados para afrontarlas.

Radmila: Por eso fingimos que todo está bien.

Dusk: Pero nada está bien.

Radmila: Y Rim no es una excepción:


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Recuerdo que a Rim nunca llegamos a aceptarlo en el grupo de aprendices.

El que hubiese sido adoptado para llevar a cabo las tareas forzosas y cargar los materiales de los ungüentos y medicinas y acabase siento el alumno más talentoso de todos le hacía odioso.

Le odiábamos.

Bueno, no todos. Bel y Elias cuidaban de él.

La infancia de Rim no fue fácil. Ni bonita, pero esta es su historia y la que lo ha convertido en quién es.

Todo comenzó un día en que Elías nos llevó a recolectar unos hongos para fabricar unos antibióticos. Escuchamos unos sollozos entre la maleza y ahí estaba, una cría de riolu. Pero era extraño, la cría estaba sola.

Sola en su nacimiento, sola. Lo primero que captó ese pequeño y tierno ser fue que estaba solo en este mundo. Inmediatamente el antiguo maestro, le recogió y lo llevó a casa. Por entonces tenía como 11 años o así. Eran buenos tiempo, Ávalon todavía estaba abierto y las hadas cuidaban todo el bosque.

El riolu creció encargándose de los trabajos forzados y de las tareas del hogar, era muy trabajador y siempre llevaba una sonrisa cálida y reconfortante. Ahí todavía nos llevábamos todos bien. Recuerdo que nos cubrió más de una vez para que el antiguo maestro no nos castigase. 

Pero claro, todo se acabó torciendo como las raíces de un treevenant.

Un día Elías le pidió a su padre que tomase a Rim como discípulo, el antiguo maestro se opuso al principio, pero no pudo ignorarle tras ver sus capacidades. No podía permitir que su talento se malgastase.

Admito que fui cruel, pero, no hice nada cuando fue hacia el resto con esa sonrisa cálida en su cara, a abrazarles como de costumbre para celebrar que ahora era uno más del grupo, que ya no era diferente, que ya no estaría solo y el resto simplemente se echó a reír.

Le dijeron que no le aceptarían hasta que demostrase su valía y...

La demostró.

Pero eso solo acabó en que le comenzasen a acosar y despreciar por ser un riolu. Para entonces dejé de mezclarme con nadie. Pasaba todo el día con el antiguo maestro, no quería estar en ningún bando. 

Cómo debe serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora