23. ¡Qué humillante!

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Suni se quedó dormida con la cabeza apoyada en la mesa de juegos del jardín. Ya era tarde, había aguantado bastante más de lo que esperaba. Alzó en brazos a la pequeña y la llevó dentro, subiendo las escaleras para acostarla en la habitación que compartirían. Había dormitorios de sobra en la casa de campo, pero le preocupaba que se levantara asustada y desubicada en medio de la noche. Dejó el perro sucio de peluche junto a la almohada y salió de la habitación.

Sus padres seguían en el porche exterior, tomando una copa después de la fiesta. Se sentó junto a su madre en el sillón de mimbre y la mujer le dio un beso suave en la sien.

—Cariño —empezó, acariciándole el pelo cuando Hyunjin se acostó en su regazo—, ¿qué ha pasado con Jeongin? —Él se tensó, aunque sus padres trataban de relajarlo con sus feromonas—. Papá y yo llevamos unas semanas preocupados... Hemos dejado un tiempo para que fueras tú quien nos lo dijera...

—¿Por qué te fuiste a casa de Jisung? —intervino su padre, desde el sillón de enfrente. Hyunjin lo miró sorprendido.

—No pensé que lo supierais...

—Somos tus padres, hijo. —Y un par de alfas jodidamente controladores también. Aún así, los quería con locura.

—¿Estás con Jisung? Es decir... ¿estás con él de esa manera? —insistió su padre.

—Ew, no —respondió, poniendo una mueca de asco.

—No seas hipócrita, Jinnie, tu hija es igual a él. No podrías ocultar que te acostaste con ese omega ni aunque quisieras.

—Eso fue un día que estaba enajenado, papá. Y borracho. Jisung no me gusta de esa manera.

—El omega es bonito, no es la gran belleza, pero es aceptable —añadió el mayor.

—Pues quédatelo para ti. —Su madre le dio un coscorrón y él puso cara triste.

—Tu padre tiene alfa —aclaró la mujer. Era cierto, aunque ella había cargado a Hyunjin nueve meses en su vientre, no podía ocultar el hecho de que era su alfa, por lo que su dominio sobre la familia Hwang era indiscutible—. ¿Dónde está Jeongin?

—No lo sé, en casa de su abuelo, supongo —rezongó, apartando la mirada de ellos para no echarse a llorar.

—¿Qué? ¿Ha vuelto con el viejo? ¿Por qué?

—Si te enteras, cuéntamelo —ironizó.

—Jinnie, estamos tratando de entender qué está pasando. Deja de ser tan infantil.

—O me comporto infantil o me pongo a llorar, mamá. Y ya he llorado bastante —soltó de pronto, apretando los párpados con fuerza.

Sus padres se quedaron en silencio unos segundos. Sentía los olores de los alfas rodeándolo y las caricias calmantes de la mujer en su cuero cabelludo. Estaba siendo tan difícil como el día que les confesó que Jisung estaba embarazado. Sentía su pecho presionado por la congoja que creía superada y se avergonzaba de tener que hablar de eso con ellos. Era un fracasado, una decepción con piernas.

Hyunjin no había hecho nada por sí mismo en toda su vida, su puesto de trabajo, su dinero, sus caprichos... Todo era gracias a esa riqueza vieja que sus padres administraban con sabiduría. Lo único que había hecho él era dejar embarazado a su mejor amigo con 23 años y perder al omega que sabía en su fuero interno que era su destinado.

¡Qué humillante reconocimiento de su ineptitud! ¡Justo delante de un par de perfectos alfas que nunca cometían errores!

—Lo siento si te hemos presionado, Jinnie... —Su padre tenía la voz suave—. Solo teníamos curiosidad, pensamos que sería una pelea...

LAVANDA  | Minsung | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora