40. Especial 1🔞🔥

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🔞#AvisoDeSabroseo: Capítulo +18.  Es solo porno autocomplaciente. Lean bajo su responsabilidad, si no les gusta este tipo de contenido les ruego amablemente que pasen de largo. #NoMeReporten

Demasiado lejos. El apartamento de Jisung estaba demasiado lejos. Su propia casa estaba demasiado lejos. Cualquier cosa que no estuviera a dos metros a la redonda estaba demasiado lejos.

El omega gimió, retorciéndose en su asiento. Tuvo un déjà vu de la primera vez que lo vio en Miroh, borracho, hermoso y travieso. Ahora no estaba borracho, de hecho, el que estaría borracho sería él si ese olor no dejaba de saturar el ambiente dentro de la cabina. Pero la situación era la misma: Minho intentando mantener la compostura y Han jadeando en el asiento del copiloto.

Su lobo se revolcaba, goloso y hambriento, impregnándose de la lavanda que colmaba el aire.

Hyung... —resopló el muchacho cuando dio un frenazo particularmente fuerte.

Se atrevió a mirarlo y se arrepintió instantáneamente. Apenas quedaba un botón abrochado en su camisa blanca, el pecho lampiño de color miel brillaba bajo la luz del sol. Tenía una ligerísima capa de sudor cubriéndolo. Juntó las piernas con su aliento saliendo a bocanadas y frotó su bulto agresivamente.

Definitivamente cualquier sitio que estuviera a menos de dos metros a la redonda estaba demasiado lejos.

Minho abrió las lunas del coche, las cuatro. El aire entró y ventiló un poco el ambiente cargado mientras conducía rozando el límite de velocidad. De hecho, esperaba alguna multa porque no pensaba volver a parar en ningún semáforo.

Nunca había estado tan cerca de un Jisung en celo. A pesar de que lo había deseado durante tantísimo tiempo, desde el día que se fue de la discoteca colgado del brazo de Bang Chan, respetó su decisión de pasarlos solo. Y pretendía que esta vez fuera igual. Quería llevarlo a su casa, darle dos supresores y largarse lo más rápido posible. Pero ese bendito olor estaba atrofiándole los sentidos.

Hyung, por favor —gimió, aunque no sabía qué estaba pidiendo.

—Ya llegamos, solo unos minutos, Hannie —respondió, respirando por la nariz para evitar su esencia.

Una mano aterrizó en su muslo repentinamente y la sensación de déjà vu se multiplicó por diez. Jisung siempre tuvo algo con sus muslos, igual que él lo tenía con su culo respingón y sus bíceps escandalosamente fibrados.

Los dedos del omega apretaron por encima del vaquero, amasando, subiendo sin vergüenza hacia el bulto innegable que pedía atención. Se le escapó un jadeo cuando lo presionó con el talón de la mano.

—Vamos a tener un accidente, Hannie —se quejó, agarrando con más fuerza el volante e hinchando sus pulmones con el viento que se colaba por las ventanas abiertas.

Por supuesto, lo ignoró. Su mano frotó con más brío y se dio cuenta de que había desabrochado sus propios pantalones y tenía su diestra dentro. Minho sintió la excitación burbujeando desde su centro, llenando aún más su erección que sufría el trato del desconsiderado omega. Pensó que podría correrse de esa manera, que si seguía tocándolos a los dos, estallaría en sus pantalones mientras conducía por las calles de Seúl a las cuatro de la tarde de un sábado cualquiera.

Tomó la muñeca del omega con fuerza, apartándola de su entrepierna, y gruñó.

—¡Basta! —rugió. El otro gimoteó, entre excitado y sobresaltado.

Alfa...

—¡No! —interrumpió—. Pórtate bien, Jisung, estamos a punto de llegar a tu casa.

LAVANDA  | Minsung | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora