26. Hueles a tu alfa 🔞🔥

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🔞#AvisoDeSabroseo: Capítulo +18. Lean bajo su responsabilidad, si no les gusta este tipo de contenido les ruego amablemente que pasen de largo. #NoMeReporten

De todas las películas que se montó Jisung en su cabeza, ninguna se parecía a lo que enfrentó cuando abrió la puerta del apartamento de Minho. La bofetada de las feromonas fue tan vehemente que le fallaron las piernas. Cayó de rodillas, con el contenido de la bolsita de la farmacia esparcido por todas partes del rellano. Su corazón se aceleró, como si no hubiera suficiente oxígeno y tuviera que bombear mucho más. De hecho, le faltaba el aire.

Inhaló una bocanada agarrándose el pecho y su lobo aulló de forma ensordecedora. Se quitó los zapatos, aunque no sabía si debía quedarse o no. Diosa Luna, él pensaba que Minho estaba indigesto, tal vez resfriado, los medicamentos para la diarrea y la fiebre que estaban regados por el parqué lo demostraban. Pero estaba equivocado, tan equivocado como fue cerrar la puerta tras de sí y levantarse a duras penas del suelo.

Cuando se trataba del profesor, Han nunca tomaba buenas decisiones. En realidad, nunca tomaba buenas decisiones.

Su ritmo cardiaco estaba desbocado y su erección se había llenado en menos de diez segundos, ni siquiera le hizo falta ver al hombre para estar caminando en el borde. Jisung nunca había estado con un alfa en celo, nunca había olido a uno tampoco. Y, obviamente, no había hecho mucho caso a las clases de biología en las que le explicaron lo peligrosos que podían ser. Si lo hubiera hecho, no hubiese llamado a Lee en voz alta, después de andar hasta la barra de la cocina.

—Minho hyung, ¿estás aquí? —Qué estúpida pregunta, esa casa olía como el infierno.

«Como el cielo»

Corrección, esa casa olía como el cielo; por supuesto que estaba allí, solo que no sabía donde.

Sentía sus latidos en la garganta y su pecho subía y bajaba. Sus pulmones estaban trabajando a pleno rendimiento y, como el asqueroso pervertido que era, quería que ese olor a café se quedara en su pituitaria para siempre.

—¡¿Minho?! —alzó la voz. Decidió dar un paso más, sus pies se pegaban al suelo por el sudor que empezaba a cubrirlo. Tenía recuerdos de que esa casa era fría, pero en ese momento era como estar en un caldero con agua hirviendo—. ¿Dónde estás, hyung? Soy Jisung... —declaró en un tono más agudo y suave de lo que esperaba.

Tuvo que agarrarse a una de las banquetas cuando un torrente de feromonas lo arrolló. Se le nubló un poco la vista y pensó que si su corazón seguía latiendo a esa velocidad, moriría. Era demasiado, tenía que darse la vuelta y marcharse de allí porque no estaba preparado para enfrentar el celo de Minho.

Además de ser un desastre, Jisung tenía la extraña creencia de que era capaz de las cosas más aleatorias aunque no tuviera ninguna habilidad especial. En ocasiones, era su peor enemigo. Esta era una de esas. Porque dio un paso más cerca del pasillo, decidido a encontrar y servir al alfa hasta sus últimas consecuencias.

—Minho... —llamó una vez más.

Una puerta se abrió con un estruendo, golpeando la pared. Parpadeó para encontrarse con el dueño de todos sus sueños húmedos a partir de ese instante. Ese Minho que casi no era Minho tenía las cejas fruncidas, la mandíbula apretada y estaba gloriosamente desnudo a excepción del calzoncillo de color blanco que se abultaba.

¿Tenía que ser tan guapo incluso en sus peores momentos? Jisung parecía un despojo cuando estaba en celo, Lee parecía un puto modelo de un anuncio de perfumes: con una capa de sudor cubriéndolo, su pelo despeinado, la piel sonrojada y las venas de sus brazos marcándose. Y, mierda, tenía buenas piernas, no se había permitido el lujo de admirarlas con detenimiento hasta ese instante.

LAVANDA  | Minsung | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora