A Minho no le convencía mucho esa locura orquestada por Jisung que incluía a gente que no conocía, diatribas legales y un almuerzo en casa de los Bang (otra vez). Pero, de todas formas, allí estaba.
Changbin le dio un golpecito en la espalda con una sonrisa comprensiva, como si supiera todo lo que estaba pasando por su cabeza en ese momento. Después de todos esos años juntos, se conocían bien el uno al otro.
El menor llamó a la puerta de la gran mansión Bang emocionado, era una pena que no pudiera compartir el ánimo. Tenía una bola de metal en el estómago desde que Jisung le había asegurado que "él lo arreglaría". Sabía que no era de los que "arreglan" las cosas, más bien de los que las enredan más.
No estaba quejándose, le gustaba ese encanto desordenado. Le parecía tierno que acumulara la ropa en montones hasta el fin de semana, que se despertara con el pelo incontrolable y un humor de perros que solo se curaba con una taza de café. También era adorable la forma en la que se frustraba cuando trataba de cocinar o cuando se enfrentaba a sus quehaceres diarios sin destruir nada. Casi nunca lo conseguía, él podía firmarlo porque últimamente era un invitado habitual en el apartamento del omega.
Chan abrió la puerta con una sonrisa de hoyuelos bonita. Les dio un abrazo a cada uno y acarició el pelo de Minho con especial afecto, como si estuviera diciendo: "te tengo, amigo". Le calentó el pecho.
Seungmin estaba radiante, con su sonrisa enorme y sus ojos de cachorro. Llevaba unas mechas decoloradas en el flequillo. Changbin lo elogió porque, al final del día, seguía siendo un gran fan de su música.
—Es para el nuevo lanzamiento.
—Pensé que los idols se ponían todo el pelo de color —comentó Minho.
—La empresa pretendía que me lo pusiera verde, me negué en rotundo. Esto es lo máximo que estoy dispuesto a hacer.
—Estás guapo de cualquier forma —comentó Chan, apaciguándolo.
Siguieron a la pareja hasta el enorme salón donde Felix estaba montando una torre de Lego con Suni y Hoshi. El pecoso saludó con una sonrisa y un movimiento de su cabeza. Minho no estaba del todo preparado para volver a ver a Hoshi, después de todo, ya no era su profesor.
—¿Señor Lee? —preguntó el joven Bang con los ojos redondos y enormes. Minho sonrió y se agachó automáticamente para abrir los brazos. El niño corrió hasta él con un grito.
Cuando lo alzó en un abrazo apretado, no pudo evitar sus feromonas protectoras sobre él, era parte de su manada, todos los chiquillos lo eran. O así lo consideraba el lobito que vivía dentro de él, porque estaba moviendo la cola y lloriqueando como si hubieran pasado seis años y no unas semanas.
—Le echo de menos señor Lee, ¿cuándo va a volver? Todos lo extrañamos, Sua llora todos los días porque no quiere ir a clase con el director Yoo. —Se sorprendió, pero no dijo nada, solo cerró los ojos y presionó más fuerte a Hoshi contra él.
—No lo sé, pequeño, pero tú tienes que seguir portándote bien aunque yo no esté.
—Ya lo sé. Yo me porto bien.
—Y no te puedes retrasar en el estudio.
—Bueno... —Se apartó y miró a otro lado. Minho le revolvió el pelo. Por más que lo dijera, Hoshi seguramente iba a retrasar.
Aunque no fuera la persona con más seguridad en sí mismo, estaba bastante orgulloso de sus capacidades. Se había esforzado mucho para formarse en educación especial y, a pesar de que no lo decía en voz alta, era consciente de que Hoshi necesitaba una atención un poco distinta que el resto. Incluso Suni lo sabía, aunque ella afirmaba que su amiguito solo necesitaba paciencia. Como el día que desayunaron solos mientras Jisung aún dormía, en el que afirmó que Hoshi y su papá solo a veces eran lentos para entender. Y que a ella no le importaba repetir dos o tres veces lo mismo.
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LAVANDA | Minsung | Omegaverse
FanfictionHan Jisung lo intenta: trabaja a destajo para conseguir un ascenso, hace malabares con sus escasas finanzas, trata de no abusar de su mejor amigo Felix y, por encima de todo, quiere darle una buena vida a su pequeña hija Suni. Pero el mundo es un lu...