Capítulo 75( Usted se ha condenado)

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Dominick el esposo de Okana había mandado unos cincuenta guardias a estar cerca de nosotras, los cuáles monitoreaban todo el lugar y estaban pendiente de cada movimiento que hacíamos. Era necesario, aún estábamos traumadas.

--Ya vienen en camino hasta acá...--Reachel se acuesta en el mueble para mirar el techo.

-- Que semana tan estresante... ¿No crees?.

Ya había pasado una semana desde que casi caíamos en las mentiras de la enemiga más grande. Y si que era decepcionante no reconocer a alguien que técnicamente vive contigo

--Si..--Esta vez hablo yo-- Creo que deberíamos tener algo para no volverte a confundir con tu gemela.

--¿Algo como que?

--Como un saludo --Reachel se levanta del mueble rápidamente al notar interesante la conversación...- o un tatuaje.

--el tatuaje me gusta.--Reachel se anima.

--Tengo tú nombre tatuado Keityn .

-¡¿que?!...-- me sorprendo.

--¿enserio?--Reachel se emociona el triple --...Quiero verlo.

La veo levantarse su cabello para dejar su nuca a la vista. Keityn


Aquel nombre estaba tatuado en la letras más cuchis y pequeñas que nunca había visto.

--Ahora entiendo porque le pusiste Keityn a tu hija...-- Reachel habla nuevamente dejándome en shock.

--¿no se llama Alexandra?.

--Si tiene el Alexandra, pero en su segundo nombre.

--Si que teníamos una amistad impresionante...--Rio ante ello.

--Si que la teníamos o eso creo.

--¿Tu pareja no dijo nada de ello?

--No, a él le encantó la idea. Quizás en un futuro lo conozcas nuevamente.

--¿Lo conocía?.

--Como no tienes idea.

La tarde transcurría y con ellos nuestras conversaciones sobre cualquier mínima cosa. Levanto mis manos al cielo al escuchar el timbre sonar, lo que significaba que ya estaban aquí.

Reachel se levanta del mueble para correr a abrazar a Dimitri, mientras Okana solo se levanto para salir de la casa.

¿Por qué solo ha venido el?.

--Hola Keityn...--La voz de Dimitri me trae a la realidad.

--Hola ¿Cómo te sientes?¿Que tal tu viaje?.

--Todo muy bien.Gracias por preguntar.

--no hay de qué...¿deseas beber algo?.

-- Un vaso de café estaría bien hace días que no tomo uno.

--Ya lo traigo.

Salgo de aquella sala triste, se que estabamos peleados en estos momentos, pero aún así me preocupaba como estaba, desde que se fué a Bélgica y luego a Dubái, no se molestó en mandarme un mínimo mensaje para informarme que estaba bien.

Quédate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora