Extra.

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El timbre insistente de su teléfono irrumpió en el silencio, mostrando en la pantalla un escueto "Llamada Desconocida". Con una punzada de curiosidad y quizás algo de aprehensión, descolgó.

Al otro lado de la línea, una voz masculina, cargada de una molestia apenas disimulada, inquirió: — Así que está trabajando en la empresa Petrov.

— Sí, señor — respondió el investigador, su tono cauto — incluso averigüé otras cosas — añadió, revolviendo entre sus papeles con un nerviosismo creciente — incluso hasta está trabajando con la mafia.

— No lo puedo creer — exclamó el hombre al otro lado, su voz teñida de una rabia que hizo sobresaltar al investigador. Apenas llevaba unos días trabajando para aquella "organización privada".

— Señor, le recomiendo que no se acerque a esa señorita — advirtió el investigador, sintiendo la necesidad de compartir su inquietud — mucha gente peligrosa la está protegiendo.

— ¿Quién se cree usted para darme tal recomendación? — La voz del hombre se tornó peligrosa, y al otro lado de la línea se escuchó el crujido de una copa que se hacía añicos bajo la presión de su mano — Usted solamente debe investigar lo que yo le ordene. Investigar y mantener su boca callada.

— Como diga, señor — respondió el investigador con un tono de voz tembloroso.

— Investigue para quién trabaja en la mafia y las razones.

— Para la Cosa Nostra.

— ¡¡NOOO!! — El grito del hombre resonó con tal intensidad que por poco aturde al investigador — Eso es imposible.

— Demián la ha metido en el mundo de sus amiguitos — alcanzó a decir el investigador antes de que la comunicación se cortara bruscamente.

Desesperado por las posibles represalias de aquel hombre, el investigador tecleó un mensaje con dedos rápidos y ansiosos:

"Lo que vayas a hacer puede afectar su imagen… Aquella chica no te recuerda… ni a ti, ni a nadie."

Añadió, con la esperanza de disuadir cualquier acción impulsiva:

"Después de que perdió a su hijo, tuvo un accidente que hizo que perdiera la memoria. Así que no intente nada de lo que se pueda arrepentir."

Envió el mensaje, un último intento por evitar una confrontación que presagiaba consecuencias impredecibles. El silencio que siguió al envío del mensaje fue tan pesado como la incertidumbre que lo embargaba.





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