× Capítulo 31 ×

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Pasaron semanas desde mi último encuentro con David.
Era muy rara la ocasión en la que asistía a grabaciones o eventos de la banda y cuando era así evitaba a Dave, no toleraba estar cerca de él.
Me encontraba en el centro de Londres, era una tarde lluviosa de septiembre. Mientras Roger asistía con los chicos para hacer unos arreglos yo me dedique a comprar algunas cosas que hacían falta en nuestro hogar.
Entre en una florería en busca de rosas blancas pues necesitaba llevar unas cuantas docenas. Estaba admirado todas las flores del lugar, respirando el aroma de cada una de ellas hasta que vi una rosa frente a mi siendo sostenida por una mano masculina.

—Nunca olvidaré tu amor hacia estas flores, en mi casa nunca pueden faltar aunque su aroma termine empalagandome y llenándome de recuerdos tuyos.

Lleve mi vista hacia aquel hombre, no era ni más ni menos que mi gran amor.

—¿Que haces aquí?, la última vez te deje en claro que no quería verte.— Dije con un tono de voz firme, camine hasta la caja para poder liquidar mi cuenta y salir de ahí. —

—La última vez no me dejaste explicarte lo que paso. —Respondió David mientras caminaba detrás de mi. — Necesito que confíes en mi, te juro que yo te escribí cartas, llame a tu casa pero tu madre terminaba la llamada en cuanto se daba cuenta de que era yo.

Solté una leve carcajada al escucharle decir esas cosas.
Tomé entre mis brazos los ramos y salí del local, para mi mala suerte la lluvia comenzaba tomar intensidad y no llevaba mi un paraguas para cubrirme. Todo me estaba resultando mal esta tarde, aún así David me siguió hasta que se coloco frente a mi para evitar que siguiera caminando.

—Tienes que confiar en mi, _________.
—No confío en ti, eres un manipulador y un mentiroso. ¿Ahora me estas diciendo que mi madre evitaba qué yo tuviera comunicación contigo?.

Mire como David comenzaba a buscar algo en sus bolsas, de su abrigo saco una carta y me la entrego.

—Esta fue la última carta que te escribí, el correo me la regreso por petición de la señora Juliette Valois, es tu madre, ¿No?.
—No te creo nada, ya tengo que irme.

Fue lo último que dije mientras guardaba dicha carta en mi abrigo.
Caminé a paso rápido ignorando completamente a David pues lo único que deseaba era llegar con mi esposo y así sentirme segura.

× 𝑇𝑤𝑜 𝑑𝑎𝑛𝑔𝑒𝑟𝑜𝑢𝑠 𝑙𝑜𝑣𝑒𝑟𝑠 ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora