× Capítulo 30 ×

15 2 1
                                    

Me había pasado el resto del día llorando, varios sentimientos se hicieron presentes en el momento en que David se apareció en mi hogar.
No me percate de la hora, estaba tirada en el sofá llorando hasta que escuche la puerta abrirse.

—Hola, cielo. —Era Roger, había regresado a casa— ¿Te gustó la sorpresa que deje para ti?.

Pregunto mientras retiraba su abrigo para dejarlo sobre la mesa junto con una pila de hojas, probablemente eran notas y letras de sus próximas canciones.
Me reincorpore en el asiento y con ambas manos retire mis lágrimas, rogaba porque no se diera cuenta del estado en el que estaba. Pero mis ojos me delataron al instante.

—¿Sucedió algo?, ¿Que paso?, ¿Por qué estás así?. —Pregunto mi esposo mientras tomaba asiento en la mesita qué se encontraba frente al sofá, tomo mis manos y acarició estas para confortarme.

—David estuvo aquí. No estoy llorando por que sentí tristeza, estoy llorando por que odio que me mienta. Vino aquí a decirme que me escribió cartas, una por cada día que no estuvimos juntos. ¿Piensa que con eso me voy a divorciar de ti y volveré corriendo a sus brazos?, qué tontería.

Al decir esas palabras Roger comenzó a actuar de una forma muy extraña, lo notaba nervioso.

—Sí lo de las cartas fuera real, ¿Donde están?. No le creas nada de lo que dice, David suele decir muchas mentiras para conseguir lo que desea. —Él se había alejado de mi para volver a la mesa y así revisar sus hojas. Por lo general cuando hablábamos de David mostraba una postura muy diferente a la de ahora, no entendía lo que le sucedía. —Es mejor que te alejes de él, no quiero perderte por su culpa, no otra vez.

× 𝑇𝑤𝑜 𝑑𝑎𝑛𝑔𝑒𝑟𝑜𝑢𝑠 𝑙𝑜𝑣𝑒𝑟𝑠 ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora