Como Ouroboros

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Norrine miraba a la ventana, como si el bosque pudiera explicarle qué había hecho mal días atrás. A veces le parecía que las ramas le susurraban, pero seguramente era cosa de la magia que había en Prythian y no tenía nada que ver con ella, o quizás había perdido el juicio por completo. Dejó salir un suspiro, justo cuando Alis entraba al cuarto. Norrine la miró sin mucho interés, notando a la ya usual compañía del fae que había visto antes, aquel que había gritado como si le estuvieran arrancando el alma misma. Él seguía con aquella piel pálida y los ojos como idos la mayor parte del tiempo, aunque no era como si Norrine le prestara más atención que a la nada misma. La fae con la máscara de lechuza lo había presentado como Conda, diciendo que estaba allí para limpiar las cenizas que quedaran fuera de la chimenea. Norrine nunca había visto que quedaran tales cosas en el suelo, quizás era gracias a Conda o a la magia de la Mansión. No importaba realmente.

Dejó que Alis la vistiera, que le quitara el pijama y pusiera el vestido que eligiera ese día. Últimamente estaba usando vestidos que le recordaba a los troncos quemados, esos que ya no tenían ni siquiera una chispa dentro de ellos. Alis alguna vez mencionó que tenía algo que ver con su ánimo, pero no tenía forma de confirmarlo.

—¿El Señor ya desayunó? —preguntó Norrine mientras la fae terminaba de ajustar los lazos del vestido. Parecía un tronco seco en el espejo.

—Vendré a buscarla cuando él termine —le respondió Alis, como venía siendo costumbre. Norrine asintió con la cabeza, sentándose en la pequeña mesa que tenía en su habitación. Libros que debía haber leído la acompañaban, hojas con intentos de escritura reposaban al lado de los mismos. Apenas les dedicó una mirada, como venía haciendo con Tamlin y Faye desde aquella tarde. Lucien parecía haber tomado partido con Tamlin, pero era el único que continuaba hablándole como si nada hubiera pasado. A veces incluso tenía la impresión de que el pelirrojo estaba con ganas de comentarle algo en particular, pero las palabras nunca se formulaban del todo y terminaban conversando, sin mucho interés, sobre lo que estuvieran estudiando en el momento.

Así habían sido los días, luego las semanas, los cuatro en una extraña dinámica donde parecían querer evitarse salvo en los momentos donde se veían obligados a coexistir en un mismo espacio. Nadie quería estar en esos momentos, por lo que las comidas se habían vuelto algo raro. Un par de días atrás había decidido pedirle a Faye ir a practicar un poco el uso del arco, a lo que ella accedió con cierta emoción, aunque seguía sin ser la misma que conoció cuando llegó a principios del invierno, como si gran parte de su ser estuviera en otra parte. Desde su exabrupto en la biblioteca, donde había salido casi echando espumarajos por la boca, parecía estar considerando cada palabra que decir, cada gesto que estaba por hacer, como si estuviera tratando con un pequeño cervatillo. Odiaba que la viera así, aunque no encontraba razones para reclamarle cuando había actuado de esa forma.

—Se ve bonita hoy —le dijo Conda, sacándole de sus pensamientos. El elfo le había comenzado a hablar más o menos al mismo tiempo que Faye y Tamlin ponían algo de distancia. Al principio intercambiaban palabras sueltas, quizás un saludo, luego empezó a contarle sobre el fallecido que Lucien había enterrado en las faldas del bosque. Él solía terminar al borde de las lágrimas y Norrine empezaba a dudar sobre la advertencia de Faye, y poco a poco empezó a abrirse. Le contó sobre lo ocurrido con Tamlin, su familia, y él había hecho lo mismo. Sabía que Alis no estaba muy convencida de dejarlos a solas, pero las tareas de las que tenía que hacerse cargo le impedían quedarse mucho tiempo con ellos.

Norrine hizo un leve gesto de cabeza ante el cumplido, mirando a los libros y hojas con evidente remordimiento.

—Dentro de poco será Calanmai —comentó Conda, sonriente y sacándola de sus cavilaciones. Su rostro con una máscara que le recordaba a un cordero, completamente opuesta a su sonrisa lobuna.

Una Guerra de Rosas y Espadas #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora