Capitulo 1. En casa

36 3 0
                                    

Después de la guerra nuestro imperio sufrió el mayor deshonor en toda la historia de nuestro gran imperio pero no nos detuvimos ahí. Poco a poco fuimos recuperándonos y volvimos a ser la gran potencia que alguna vez fuimos, gracias a esto, la población creció a un ritmo preocupante, pronto no habría los recursos necesario para todos. El emperador dicto que se permitiría un hijo por matrimonio, la necesidad y desesperación por dar a luz a un hijo varón que fuera primogénito llevo a una oleada de abandonos de niñas en los orfanatos de toda China.

Con el tiempo aquellas niñas eran compradas para ser esposas, compañeras, amantes, pero casi nunca hijas. En uno de los orfanatos que trataba de aislarse de todos para criar a las niñas como trabajadoras de los campos de arroz llego una pequeña bebe, envuelta en delicadas y finas mantas de seda china, ropas bordadas de oro y un emblema, la figura de un tigre. La noche en la que llego había luna llena por lo que fue nombrada como Moon.

Debido a su extraña vestimenta, inusual entre el resto de las niñas. Decidieron nunca darla en adopción hasta que su verdadera familia decidiera aparecer. Con el paso de los años, aquella niñas se notaba diferente, jamás se enfermaba, a lo cual se le atribuía el posible hecho de que su madre tuvo los cuidados necesario en su embarazo, a diferencia del resto de otras mujeres que trataban de sobrevivir a las crisis económicas del país. Moon creció saludable y fuerte, se convirtió en una niña alegre y amable. Pero todo cambio en su cumpleaños número 7. Cada día que pasaba tenía un aumento alarmante de fuerza física, lo cual implicaba un riesgo latente para el resto de las niñas que vivían con ella, la fueron aislando hasta dejarla completamente encerrada en un pequeña habitación donde solo podía estar parada o sentada.

En varias ocasiones escapaba para robar comida de la cocina, terminando en severas consecuencias para ella, era golpeada y castigada por las mujeres que cuidaban del orfanato. Un rumor se esparció a las provincias más lejanas. Un monstruo, una bruja, un demonio, un espíritu maligno. Algo sumamente peligroso se encontraba en aquel orfanato, a consecuencia de esto disminuyo la compra del arroz y las adopciones en las niñas generando una gran crisis. Estos sucesos de alguna forma llegaron al palacio de Jade.

En una tarde de meditación, un anciano de dudosa longevidad, llamo a su discípulo. El maestro Shifu, un hombre adulto, maestro del kung fu. Hasta hace poco tiempo dirigía a un grupo pequeño de estudiantes para continuar con el legado más antiguo de China. Pero uno de ellos no deseaba compartir nada, deseaba la gloria y el honor y cuando se le fue negado asesino a sangre fría a sus 17 compañeros. Tal acto lo llevo a ser juzgado y por intervención del maestro Shifu no fue condenado a pena de muerte, únicamente estaría encerrado de por vida.

- Maestro ¿Me llamo?

- ¿Conoces la provincia donde un grupo de mujeres siembra el arroz que comemos?

- No maestro.

- Entonces ve con el señor Ping.

- ¿El que vende Fideos? Maestro ¿Qué desea comer?

- No lo sé. Pero ve con él y ve a esa provincia que le surte el arroz.

- ¿Qué se supone que debo hacer ahí maestro?

- Trae contigo el espíritu del Tigre.

Confundido por la petición de su maestro. Shifu emprendió su camino al restaurante del señor Ping. A su corta edad de 20 años adopto a un pequeño bebe regordete, teniéndolo todo para conseguir una buena esposa, el decidió ser padre joven. Claro que los rumores no se hicieron esperar pero al menos él era feliz cuidando de su hijo.

- Maestro Shifu que gran honor, ¿Cuántas ordenes le doy?

- Puede llevarle una orden de fideos sencillos al palacio de Jade, pero necesito algo más de usted.

Y Llegaste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora