Capitulo 22. Ilusión

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A media noche tuve que levantarme para salir a caminar. El insomnio acompañado de una gran desesperación impedían que estuviera quieta más de un par de minutos. Camine por la aldea buscando encontrar un lugar en especificó, el lugar donde Po había abierto un portal hacía el mundo de los espíritus. El lugar más cercano a lo que recordaba estaba cubierto por fango y piedras con fluorescencia, tome una de ellas, aplique mi fuerza en ella haciéndola polvo sin mucho esfuerzo, los resto fueron esparcidos por una ventisca helada. En mi mano quedaban pequeñas partículas que brillaban por más diminutas que fueran.

Respire profundamente el viento helado, la memoria de mi cuerpo comenzó a practicar los movimientos más básicos de Kung Fu. ¿Cuántas veces abre hecho esto? Desde niña lo hice hasta que mis brazos y piernas se acalambraban, estoy cansada de esto, pero, no puedo detenerme. Por más que me agote, no puedo dejar de hacerlo, me gusta, me apasiona, me libera, me hace sentirme viva y parte de algo.

Un movimiento de mi brazo choco con alguien me gire para ver quien era, aunque creo saberlo. Po, me veía con interés. Intente continuar pero cada movimiento hacía me lo bloquea sin mucho esfuerzo, cansada de ser interrumpida comenzamos una pelea "amistosa", sin hacernos daño pero llevándonos a limite de nuestras habilidades físicas. Po me habia superado por mucho, era complicado seguirle el ritmo. No sé cómo debería sentirme con eso, feliz por el por haberse superado así mismo o con envidia y recelo por no haber tenido por toda la preparación que yo tuve. Le he dado tantas vueltas a este asunto que también a logrado cansarme.

Termine por acercarme a Po para darle un beso fugaz haciendo que pierda el equilibrio al no coordinar sus movimientos, aunque no cae el suelo me lo tomare como una victoria para mí.

- Eso es trampa.

- No seas llorón. Tienes que aprender a perder.

Le extendí mi mano para irnos juntos. Faltaba poco para el amanecer, debíamos estar listos para irnos. El señor Ping se quedaría para tener todo listo para los chicos. Solo Mantis y yo nos quedaríamos con el ejercito militar, el resto vendría aquí para un nuevo comienzo. Me preocupaba Víbora, el camino acá sería difícil pero no puedo hacer nada, es su decisión. En nuestro camino se nos cruzo la vieja adivina, era tétrico verla a mitad del camino cuando aún era de noche. Nos acercamos a ella sin mucho interés y al no decirnos nada al estar frente a frente decidimos irnos.

- El sol y la luna se han vuelto juntar por más efímero que haya sido.

Po y yo volteamos hacía atrás pero la vieja anciana ya no estaba, solo dimos un par de pasos por lo que la distancia entre nosotros era casi nula, era imposible no verla alejarse. Continuamos con nuestro camino hasta llegar al lago. Entramos a nuestra cabaña para prepararnos, el olor a comida me despertó el apetito. El señor Ping preparaba comida en exceso, he de suponer que por el viaje. Con el calorcito que emanaba de las brazas deseaba quedarme a dormir, en su lugar un baño era lo que me esperaba. Realmente no quería irme de este lugar solo lo haría para irme de nuevo al palacio de Jade. Anteriormente deseaba salir del palacio para conocer el resto del mundo y darme un respiro de Shifu pero ahora... como quisiera escuchar el Gong al amanecer y tener a los chicos conmigo.

Mientras terminaba por abrigarme el señor Ping me extendió un tazón de sopa de verduras. Ese gesto me dio fuerza, no dude en tomarlo y comer todo el contenido del tazón. Aún cuando eran nabos y zanahorias cortadas y hervidas era delicioso. En cuanto todo estuvo listo me despedí del señor Ping, me dio un abrazo cargado de melancolía. Espero pronto volverlo a ver. Mei Mei también iría con nosotros, se veía aliviada de irse de este lugar.

Antes de irnos busque con la mirada a la vieja adivina pero no había señales de ella y retrasar el viaje por ir en su búsqueda no era una opción. Atravesamos el bosque de bambú, los pandas dormían en bolita con los demás, entre todos se dándose calor. Al estar en la cima de la montaña el amanecer nos dejó ver el mar de nubes pintadas en colores dorados. La próxima vez que llegue a ver esto será porque me quedare y no tendré que irme de nuevo.

Y Llegaste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora