Capitulo 18. Tempestad

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Tai Lung me abrazó o más bien se aferró a mí, la sensación era similar a los abrazos del Maestro Oogway. No quiero que se vaya, no lo puedo verbalizar pero no quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero quedarme sola de nuevo.

- Te quiero.

Apenas pude escuchar el susurro de Tai Lung, no pude decirlo con palabras pero al menos logre corresponderle el abrazo. Po nos interrumpió a todos para explicarnos la situación que desde hace un rato parecía empeorar, nos organizamos rápidamente. Era extraño, se sentía inusual, segundos después Shang vino por nosotros con escoltas militares, los cuales nos reunieron en el centro mientras ellos nos rodeaban. Conforme avanzábamos tuve una extraña sensación, la nariz me picaba como cuando inhalabas sin querer la pimienta negra.

Detrás de las puertas las personas enfurecidas reclamaban que saliéramos, este presentimiento no me dejaba pensar con claridad, intente tratar de recordar todo mi pasado para encontrar algo que se asemejara a esto pero no había nada, sea lo que sea es algo nuevo. En cuanto las puertas se abrieron las personas intentaban entrar, nos atacaban con escobillas, piedras, botellas de vidrio, lo que tuvieran a la mano. Cubrí a Tai Lung lo mejor que pude. Eran unos cuantos metros los que debíamos caminar, lo que debía durar un par de minutos se prolongó tanto que las palabras de las personas comenzaron a herir más.

Al llegar a los automóviles sentí un gran alivio, nos repartimos en dos grupos. Adelante iríamos Tai Lung, Shifu, Víbora y yo, el resto, Mono, Mantis, Grulla y Po irían justo detrás de nosotros. Al principio creí que solo habría personas manifestándose fuera del edificio pero mientras avanzábamos con gran lentitud teníamos la oportunidad de ver una situación peor al golpe de estado. En las calles las personas vandalizaban todo lo que estuviera en su paso. Riñas entre la gente y oficiales militares, Saqueos, Automóviles en llamas, Demasiados lesionados.

- Perdieron la razón.

- Perdón que exprese mi opinión Maestra Tigresa. ¿Qué esperaba? Tai Lung es el criminal más odiado de toda China y ustedes lo han dejado con vida. Creemos que los que realmente perdieron la razón son ustedes.

El conductor no parecía molesto, en sus ojos se veía una serenidad que no había visto en meses. Pero sus palabras y la forma de su tono de voz me hizo sentir responsable de lo que sucedía haya afuera. En medio del camino que debíamos tomar estaba un grupo de hombres masacrando a un chiquillo de al menos unos 16 años ¿La posible razón? Ese chico tenía el uniforme de la academia de Kung Fu Lee Da.

Esa escena me hizo sentir escalofríos, mi ética y moral me decían que debía bajarme y ayudar a ese chico pero saber que de mi dependía de que Tai Lung estuviera a salvo al igual que los demás me aferro a mi asiento. El conductor no dijo nada y solo se desvío hacía otro camino. Entramos a un nuevo camino, una autopista que nos ayudaría a llegar un poco más rápido al Valle de la Paz. Detrás nuestro se quedaba la escena de terror, al igual que toda la turba de personas enfurecidas.

Por casi una hora de camino no hubo nada de sonido más que el ruido del Convoy. Habíamos entrado al bosque que conecta el resto de las ciudades con el Valle de la Paz, reconocía la zona a la perfección. A un par de kilómetros a la derecha estaba el camino que debíamos utilizar, el camino por donde hace unos años camine con los chicos cuando los reuní. En ese momento tenía tantas expectativas, el mundo que imaginaba para hoy es todo un caos. Ese día fuimos atacados, logramos proteger a la ciudad y experimentamos por primera vez la gratitud y el respeto. Ahora...

A unos metros hacía enfrente estaba una hilera de púas, no íbamos a una gran velocidad, pero si saldríamos del camino se cruzábamos por ahí. Tome la radio para avisar a los chicos que venían detrás nuestro.

Y Llegaste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora