Capitulo 23. Cuando la jugada cambia

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- Su camarote Maestra Tigresa.

- Gracias.

- En cubierta a las 18:00 horas.

- Entendido.

Cerré la puerta con seguro para poder bañarme sin temor a que alguien entrara. La nueva base militar era la inigualable flota militar en Shanghái, bueno muy cerca de. La base vigilaba por mar los limites con Japón y Taiwán. En general nada problemático, solo era la ruta comercial por barcos.

No conocía nadie aquí, Mantis estaría un par de días aquí pero en cuanto el se fuera me quedaría sola y todos me conocían aquí. El agua de la regadera estaba caliente, un beneficio poco común aquí. La puerta del camarote hizo el chirrido común cuando se abre. No lo pensé dos veces, tome la toalla para envolverme y me escondí detrás de la puerta. Aun con el agua de la regadera cayendo podía escuchar como alrededor de cuatro personas habían entrado.

Me puse la ropa interior lo más rápido que pude antes de que entraran al baño. Esos idiotas no tenían idea con quien se habían metido. En cuanto la puerta se abrió golpee en el cuello a uno de ellos quien cayo al suelo noqueado. El resto retrocedió un poco.

- Esa no es forma de saludar muñeca.

- Vuelve a decirme muleca y terminaras como tu amigo.

- Esos no son modales MU-ÑE-CA ¿Tu madre no te enseño modales? Ah es cierto fuiste criada por monjes. Con mayor razón ¿No te enseñaron que la violencia no resuelve nada?

El resto de los chicos asintieron dándole la razón al idiota que parecía ser su líder. Un chico de mi edad excesivamente musculoso. Ni con su apariencia lograría intimidarme.

- Váyanse, no tienen nada que hacer aquí.

- Muñeca, solo venimos a saludar.

El se acercó sin miedo a enfrentarme. Le sonreí ya que él no se esperaría que tendría la fuerza para detenerlo. No se como tuvo la fuerza suficiente para resistir el golpe que le di directamente en la cara. Eso me desconcertó tanto que en segundo el idiota me tenía sujeta con lo brazos detrás con un solo brazo.

- Podrás darte cuenta de que yo no soy como estos sujetos. Oye pero que indecorosa eres ¿Cómo es que nos recibes de esta forma? ¿Ven esto chicos? La muñeca nos está provocando.

- No te atrevas...

Le dije a uno de ellos que planeaba acercarse a mí, a pesar de mi advertencia se acerco con la intensión de quitarme la toalla pero con una patada bastó para alejarlo de mí. Mientras que el idiota que me tenía sujetada, con su otra mano arranco la toalla de mi cuerpo. Agradecí aún tener mi ropa interior. Lo mire con desprecio pero a él no parecía importarle.

- No me mires así... se que te gusta. Eres como una gatita temerosa...

Me golpeo en contra la pared, pude sentir como mi labio se partía y la sangre comenzaba a amargar mi boca. El idiota aprovecho para manosearme por un momento me quede aterrorizada por lo que me estaba sucediendo hasta que el límite fue mi entrepierna. Subí con fuerza mi pie para golpearlo donde más le duele. Con eso lo desestabilice, lo que me dio espacio para golpearlo en la nariz, no me importo usar más fuerza de lo inusual, sabia que con eso le rompería la nariz y así fue.

Tome al sujeto que estaba noqueado en suelo y se lo arroje a sus amiguitos que salieron corriendo con él. Mientras con este idiota me quede ahí observando como su su nariz deforme no paraba de sangrar.

- ¿Tienes idea de quién soy imbécil?

- La legendaria Maestra Tigresa, es bueno verte de nuevo.

- Yo jamás te había visto.

Y Llegaste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora