IX: Pijama party

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Llegamos a su casa. Es pequeña pero bonita, bastante acogedora, está bien si vive una sola persona. Yo sigo empeñada en divertirme, Damiano dejará de existir por una noche, ya mañana volveré a preocuparme pero hoy no, hoy voy a pasar la mejor noche posible.

Dejamos nuestras cosas en su habitación. Esta es algo pequeña, tiene una cama de matrimonio en el centro, un armario y poco más. Dejamos las bolsas de todo lo que compramos en el suelo y nosotras nos sentamos en la cama.

-¿Que quieres hacer ahora?- me pregunta.

-Alcohol, necesito alcohol..

Vic se levanta de la cama y va hacia la cocina, cuando vuelve tiene dos botellas, una en cada mano.

-Ten reina- me alarga una de tequila, joder, esto me va a pegar fuerte.

-Gracias- le sonrío. Pego un largo trago, el ardor va bajando por mi garganta pero la verdad se siente bien, es lo que necesito en este momento.

-Bueno ahora sí ¿Que hacemos?- pega un trago de su botella también.

-¿Puedo besarte?- Y no tranqui, no quiero hacerlo por Damiano simplemente ella me atrae y quiero hacerlo.

-Claro que si.- Dice algo nerviosa.

Dejo la botella a un lado y me siento en su regazo. Nuestras bocas se unen, rápidamente nuestras lenguas también.

Una mano suya agarra mi culo y la otra me agarra una teta. Mis manos están en su cuello y a veces alternan y le acarician los pechos.

Después de besarnos así unos minutos sus pequeñas manos desabrochan mi top y me sujetador a la vez. Masajea mis tetas y frota sus pulgares con mis pezones. Gimo ante esa sensación, a lo que ella sonríe orgullosa.

Dejamos de besarnos, nos aburrimos ya.

-Tumbate- le digo. Ella obedece y se tumba boca arriba. Le subo el vestido hasta la cintura, le abro las piernas y le bajo el tanga negro.

Hundo mi cara entre sus muslos y mi lengua entre sus labios y ahí empiezo a dale placer. Ella gime a su antojo y mueve sus caderas contra mí boca para sentir más placer. Mis manos agarran sus muslos y los aprietan.

-Ay Alda joder.- gime.

-¿Te gusta amor?- digo separando mi boca de su intimidad un poco.

-Sí pero no pares.- vuelve a gemir cuando sigo chupandola.

Sigo así hasta que se corre. Chupo todos los jugos que suelta y me levanto.

-Joder me encantas- me dice aún agitada. Sonrío de lado.

-Tengo hambre- Añado- ¿Tu quieres algo?

-Sí, trae las bolsas de snacks que compramos si eso.- Dice aún asimilando todo lo que acaba de pasar en tan poco tiempo.

Me levanto de la cama y acerco las bolsas del supermercado. Comemos un rato mientras hablamos de cosas varias.

-Y por cierto- dice ella cambiando de tema- ¿Como estás?

-Estoy.. bien. Sí, estoy genial- digo literalmente mintiendole en la cara, obviamente no lo estoy.

-No estás bien.

-No- digo comenzando a llorar.

-Ven aquí.- me tumbo abrazada a Vic y comienzo a llorar más-. Mi niña..

-¿Que he echo mal?- digo llorando.

-Ey no has echo nada mal, siempre lo has dado todo por él, que el no sepa valorarlo no es tu culpa. Tú has echo todo lo posible por tenerle y por no perderle, no pienses que es culpa tuya.

-No.. no pienso que lo sea, se que el tiene la culpa pero me mata no saber porqué lo ha hecho, porque no soy suficiente para él.

-Tia si lo eres, no sabes lo que daría por estar con alguien como tú, solo es que él está destinado a estar con Giorgia, por decirlo de alguna manera. Ellos se aman mutuamente, como nadie se ha amado nunca y no creo que haya nada que pueda separarlos del todo.

Escuchar eso me hizo llorar más, sí, es verdad, y en algún momento lo tendré que aceptar pero por ahora no puedo.

-Yo creo que deberías hablar con él o al menos dejar que se explique, dejar que te diga lo que él siente. Creo que es lo mejor.

-Sí, lo se pero en parte no quiero hacerlo, siento que.. si hablo con él acabaré llorando como estúpida, no quiero verme débil.

-No es verte débil, es mostrar lo que sientes.

-No me gusta mostrar lo que siento.

-Lo se pero tienes que hacerlo, es la única forma de que se solucione todo.

Me quedo en silencio, tiene razón, no puedo discutirlo.

Vic me acaricia el pelo mientras yo vuelvo a llorar más. Y así nos quedamos hasta que ambas nos dormimos. La fiesta duró poco.

Maneskin 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora