XVII: San Francisco 2

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Todavía ni siquiera eran las doce del medio día. Vic y yo queríamos hacer algo juntas, y como siempre que vengo a San Francisco voy al Golden Gate Park, decidí ir con ella. Normalmente allí voy sola. Es el lugar al que voy cuando estoy aquí y necesito pensar en soledad. Aun así nos pareció bien a las dos ir a dicho parque.

-Que guapa.- Escuché la voz de Damiano detrás de mi. Me miré al espejo del armario, observando mi outfit. Llevaba un top de tirantes negro muy básico y unos shorts tejanos, nada del otro mundo.- Se te marca un buen culo con esos pantalones.- Sonrió.

-Gracias... Supongo.- Dije girandone y observando mi culo. Tiene razón, se me marca buen trasero. Pero ¿Qué más da? ¿Para que quiero un culo grande?

-Que maja.- dijo sarcástico. Le sonreí sarcásticamente y salí de la habitación.

-¿Estás preparada?- Dijo Vic cuando me vió. Ella estaba apoyada en la pared del ancho y largo pasillo del hotel, pintado de un color crema un tanto amarillo y con algunos cuadros colgados a lo largo de los tantos metros de pared.

-Sí, todo listo ¿y tú?

-También.- Me sonrió. Victoria llevaba una estrecha falda negra de cuero y una camisa blanca abierta. Y no, no lleva sujetador. Comenzamos a caminar hacia el exterior del hotel.

Al llegar al Golden Gate dimos una vuelta al rededor del lago hablando del grupo y cosas así y después nos sentamos en un banco.

-¿Como estás?- Le pregunté.

-Bien.- dijo mirando hacia el frente. El sol iluminaba su precioso rostro haciendo que ella entrecierre un poco los ojos.

-No lo parece. ¿Seguro que estás bien?

-Sí, más o menos. Supongo que no estoy en mi mejor momento pero no estoy del todo mal.

-Ven aquí.- me puse de pie frente a ella y envolvió mi cintura con sus brazos, ahí, comenzó a llorar. No dije nada, era su momento de desahogo, tenía que dejar que lo echara todo. Siempre era ella quien estaba apoyándome cuando lloraba, ahora me tocaba a mí estar con ella. Tras unos minutos se calmó y se separó de mi.- Ya está mi vida.- Le dije secando sus lágrimas con mis pulgares. Ella asintió con la cabeza.

-¿Que pasa?- Le dije arrodillandome hacia ella.

-Nada. No sé. Simplemente no me siento bien.

-¿Segura que no es nada concreto?

-Sí, supongo. Ni lo sé. Creo que... simplemente estoy cansada.

-Está bien, es normal. Cualquier cosa que necesites dime, pero si no pasa nada importante vamos a hablar de algo más animado. No nos hundamos en la mierda.- Sonrió y yo me volví a sentar en el banco.

-¿A qué hora tenemos que volver hacia el hotel?- me preguntó.

-A la una y y cuarto hemos quedado para ir a comer. Comeremos en un restaurante cercano al estadio, así ya estaremos cerca.

-Es verdad, no me acordaba.- Se acomodó en el banco.- Uff pues aún falta mucho. ¿Vamos a algún sitio y tomamos algo?

-Por mi bien, con este calor me apetece algo fresco.- Nos levantamos del banco y caminamos hasta AndyTown coffee Roasters, una cafetería a la cual también suelo ir cuando estoy aquí.

Al entrar no había mucha gente, había un ambiente bastante tranquilo. Nos acercamos a la barra y esperamos hasta que una camarera nos atendió.

-Un café con hielo.- Dijo Vic.

-Yo un frappé con caramelo.- Añadí sonriendo. La camarera, una chica bajita y de piel morena anotó dichas bebidas en una pantalla.

-¿Algo más?

Maneskin 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora