Epílogo.

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"Ser feliz no significa que todo sea perfecto

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"Ser feliz no significa que todo sea perfecto. Significa que has decidido ver más allá de las imperfecciones."

- Pilar Jericó

Dos años después.

Grace Thompson.

Las manos me temblaban tanto que no era capaz ni de cambiar de marcha. Por fin había llegado el día y me alegraba de que Benjamin me acompañara.

Habíamos pasado por muchos momentos juntos en los últimos años, desde mi graduación y mi primer trabajo hasta la apertura de su tienda de tatuajes. Nuestra vida había estado llena de emociones, aunque también de malos momentos como fue el infarto que sufrió el señor Blair hacía tan solo un año. Aquel suceso nos mantuvo muy nerviosos, pero sirvió para que Ben diera un paso para acercarse de nuevo a su familia. Gracias a Dios, su padre sobrevivió.  

- Relájate cariño - puso su mano sobre mi pierna para acariciarla levemente -, podía haber conducido yo. 

- Como sigas siendo mi chófer particular, se me va a olvidar hasta poner el motor en marcha. 

Busqué aparcamiento cuando llegué a la calle en la que se encontraba aquel lugar que tanto había visitado y que por fin, no tendría que ver más. 

- Ahí tienes un hueco - me señaló el castaño.

- Es demasiado pequeño, ahí no me entra - la realidad es que tenía pánico a aparcar. No era mi punto fuerte desde que me había sacado el carnet hace tres meses.

- ¿Cómo no te va a entrar? Si podría hasta caber un autobús perfectamente - obviamente estaba exagerando - Ve un poco más hacia adelante, que sino le darás en golpe un el culo.

Hice lo que me dijo y me concentré en mi retrovisor para dar marcha atrás.

- ¡Pero gira ya el volante! - me subí en la acera -. Vuelve a sacarlo. 

Pasaron más de quince minutos de maniobras, pero no lograba meter el coche en el hueco, por lo que desistí. Ni las indicaciones de Ben me sirvieron. Me bajé del lado del conductor para dejar que lo aparcara él porque sino, llegaríamos tarde. 

- Recuérdame que el próximo día me traiga una almohada, porque cada vez que intentas aparcar, me da tiempo a echarme una siesta - le golpeé en el brazo para que se callara.

Nos pusimos ante la puerta del edificio. 

El cuerpo se me enfrió y mi estómago parecía una lavadora, aunque no podía ocultar la felicidad que casi no cabía dentro de mí. Había esperado por demasiado tiempo este momento.

Una lágrima se me escapó cuando las puertas de la prisión se abrieron y pude ver a Ares con una mochila caminando hacia nosotros. No pude evitar correr hacia él para fundirnos en un enorme abrazo. 

Por fin, todo volvería a la normalidad. Tener cerca a mi familia era para mí la clave de la felicidad.

- Se nota que este último mes has hecho más pesas - pronunció Ben bromeando. 

Ambos se abrazaron con unas palmadas en la espalda. 

Sin darme cuenta, Ben se había convertido en mi compañero de vida. Siempre había estado a mi lado. Desde que sucedió lo de Amanda años atrás, se había encargado de acompañarme a casi todas las visitas que le hacía a Ares. Incluso se podía decir que ahora eran buenos amigos. 

- Tenía que estar preparado para las italianas - rodé los ojos al escucharle. 

- Podíamos ir esta noche a un pub increíble que conozco, seguro que allí hay para elegir - me giré para mirar a Ben con mala cara - Y tú por supuesto que estás invitada cariño, eres la indicada para puntuar los ligues de tu hermano. 

- Esta noche vienen nuestros padres a cenar, así que iros olvidando de esa absurda idea - no es que me importara que salieran de fiesta, pero ese tipo de comentarios sobraban. Malditos hombres.

Tras muchas discusiones con mis padres, decidieron darle otra oportunidad a Ares. Sabía que en el fondo lo seguían amando a pesar de lo que había hecho. El año pasado decidieron venir a visitarle y las cosas habían empezado a ir a mejor entre ellos.

- Puede haber tiempo para todo, incluso podríamos invitar a papá. ¡Noche de hombres! - exclamó Ares.

Negué con la cabeza y continué mi camino hacia el coche. 

- ¿Puedo conducir? Hace años que no tengo un volante entre mis manos - dijo mi hermano y le iba a responder, pero el castaño me interrumpió.

- Y no será lo único que tengas hoy entre las manos - ambos estallaron en carcajadas, pero a mí no me hizo ninguna gracia. Y se dieron cuenta de ello -. Sólo era una broma.

- Ahora mismo me estoy replanteando si es buena idea que los dos viváis bajo el mismo techo. 

Como era obvio, Ares no tenía ningún lugar en el que quedarse a dormir y apenas tenía ahorros para poder permitirse alquilar algo, así que le propusimos quedarse en nuestra casa por un tiempo. 

- He hablado con el jefe de la cafetería que hay al lado de mi clínica. Está dispuesto a hacerte una entrevista el lunes para darte un puesto de camarero. 

- Eso es genial hermanita - pasó su brazo por mis hombros para después dejar un beso en mi coronilla. 

Ares se subió en el lado del conductor y dejé que Ben fuera con él de copiloto. Se notaba que mi hermano amaba los automóviles porque no había perdido ni una pizca de práctica. 

Durante el trayecto tuve bastantes náuseas, pero aguanté hasta llegar a casa.  No estaba segura de que fuera lo que llevaba pensando durante toda la semana, pero tenía un retraso. Tomaba la píldora, pero últimamente había estado tan ocupada con los clientes de la clínica que, tal vez, se me había olvidado alguna toma. 

Fui corriendo hasta el baño para dejar escapar todo lo que había comido por la mañana. Me sentía horrible. El castaño entró al escucharme. 

- ¿Qué te sucede? ¿Te has mareado en el auto? - se agachó en el suelo para sujetar mi cabello -. Tal vez sea porque ha conducido demasiado rápido. Se pensaba que estaba en Fast and Furius el cabrón. 

- No ha sido eso Ben. 

Nuestras miradas conectaron y supo entender de qué le estaba hablando. Me levanté del suelo para coger la prueba que había estado guardando durante días, pero que no me había atrevido a abrir. 

Juntos leímos las instrucciones para que no se nos pasara nada por alto. Hice lo que ponía en aquel papel y nos sentamos en el suelo para esperar. Fueron los cinco minutos más largos de mi vida, pero cuando la alarma del teléfono sonó, ambos nos levantamos de golpe. 

- ¿Sabes que salga lo que salga lo haremos juntos y seremos muy felices? - Ben sujetó mi rostro entre sus manos y me besó en los labios - Te amo, Grace.

- Te amo, Ben. 

Tomé el test y vi las dos rayas pintadas.

- Estamos embarazados. 


BENJAMIN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora