Capítulo 17.

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"La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo"

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"La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo"

- Friedrich Nietzsche

Grace Thompson

Últimamente no me encontraba muy bien anímicamente, por lo que tomé la decisión de viajar a España para estar con mi familia y amigos durante unos días. El hecho de que varias muertes hayan aparecido en mi vida me estaba asfixiando, al igual que lo estaban haciendo los comportamientos tan extraños de Benjamin. Ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. Esa es la frase que me dijo la última vez que nos vimos y que no paraba de rondar en mi cabeza. Lo que tenía completamente claro es que no iba a guiarme por la opinión de un chico que había conocido hace poco y que quería ponerme en contra de la única amiga que tengo en Italia.

Hoy era mi último día en Madrid, ya que mañana tomaba muy temprano un vuelo de vuelta a Roma. Me encontraba en el Parque de Atracciones junto con Diego, un chico con el que estuve chateando justo antes de que todo lo de mi hermano sucediera, pero con el que nunca me atreví a quedar. Hace unos días respondió a una historia que subí a Instagram, diciéndome que podíamos vernos y aunque me daba miedo el hecho de que pudiera ser un pederasta o algo, me atreví a dar el paso. La primera vez que quedamos, él se llevó a sus amigos y yo me llevé a mis amigas, cosa que agradecí porque me hizo sentirme más segura. Era una persona bastante agradable, con un gran sentido del humor y con el que las conversaciones nunca acababan.

- ¿Nos subimos a esa? – Me fijé en la atracción a la que Diego estaba señalando y de inmediato me quedé blanca. Ni loca iba a montarme en esa montaña rusa.

- ¿Tú has visto la altura que tiene eso? ¡Ni de coña Diego! – Me di la vuelta, pero él me agarró del brazo y me hizo un puchero – Porque me pongas esa cara de perrito no me vas a convencer.

- ¡Te prometo que si te subes luego me subiré donde tú quieras! – No me iba a convencer, lo tenía muy claro – Y, además, no pienso soltarte ni un segundo cuando estemos allí arriba.

- Que me da mucho vértigo Diego... - ahora fui yo quien le hice un puchero.

- Hagamos un trato, si te subes y no te gusta, haré lo que tú me pidas, como besarte, por ejemplo – le pegué en el brazo para que no se flipara.

- Como no salga viva de ahí, juro que mi espíritu irá a visitarte todas las noches – me tendió la mano y se la tomé para dirigirnos a la inmensa cola que había para poder montar.

Mientras esperábamos, saqué el móvil para contestar algunos mensajes y con una pizca de esperanza de que hubiera alguno del idiota. Aproveché para hacer una foto a Diego pillándole completamente desprevenido y la subí a Instagram añadiéndole un titulo: Si no doy señales de vida en las próximas horas, este sujeto es el culpable.

- ¡Oh no! ¡¿Cómo has podido subir esta foto!? ¡Salgo fatal Grace! – Diego acababa de ver la foto y estallé en carcajadas.

- ¡Eres un quejica! Sales muy bien – le sonreí y él me sonrió. Cuando sonreía achinaba sus verdosos ojos y le hacía ver mucho más atractivo.

BENJAMIN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora