Capítulo 20.

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"Sólo los buenos sentimientos pueden unirnos, el interés jamas ha forjado uniones duraderas"

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"Sólo los buenos sentimientos pueden unirnos, el interés jamas ha forjado uniones duraderas"

- Auguste Comte

Grace Thompson

Me estaba adentrando en una enorme tormenta por querer mantener a Benjamin cerca de mí aquella noche, sin saber si al final podría salir el arcoíris. Conocía muchas cosas de su vida que me había confesado únicamente a mí, haciéndome sentir un poco especial por haber confiado en mí.

Lo último que necesitaba en aquellos momentos era que me rechazara porque entonces, me habría lanzado por un precipicio para acabar dándome el golpe de mi vida.

Nuestros cuerpos se mantenían a cierta distancia, invadidos por el silencio que me estaba haciendo perder la cabeza. Podía escuchar los latidos de mi corazón resonar por toda la calle desierta.

- No creo que sea buena idea.

Todo mi mundo se vino abajo por su rechazo. Sentí un gran pinchazo en mi cabeza por toda la tensión que había estado acumulando en los últimos minutos. La impotencia invadió todo mi ser, queriendo golpear al castaño que se encontraba delante de mí.

Me giré para poder llegar a mi casa cuanto antes, intentando que las lágrimas que estaba reteniendo no salieran de mis ojos. Por más que pretendía derribar todos los muros que había construido en su interior, él terminaba derribándome a mí.

Recordaba las veces que sus labios habían tocado los míos, llenándome de vitalidad y armándome de fuerza, pero ahora me sentía débil porque para él esos besos nunca habían significado nada.

Saqué las llaves de casa para introducirlas en el portal, cuando una mano repleta de tatuajes me lo impidió. No quería mirarle a la cara porque sentía que en cualquier momento me pondría a llorar.

- No creo que sea una buena idea, pero quiero pasar la noche contigo.

Mis piernas comenzaron a flaquear al escuchar su voz. No entendía bien el significado de sus palabras porque parecía que estaba contradiciendo deber con querer. Su mirada se dirigió a mis labios, provocando que los tuviera que humedecer porque estaban pidiendo a gritos tocar los suyos.

- ¿Por qué dices que no es buena idea? No es la primera vez que pasas la noche aquí.

- Porque sé que estás confundida – le miré extrañada – Intentas auto convencerte de que podrás salvarme de todo esto, pero no es así. Tú no mereces a alguien como yo y los dos lo sabemos.

- Pero tú no eres quien decide a quién merezco, eso lo decido yo – le miré a los ojos para que pudiera ver la sinceridad de mis palabras – Sé que no quieres que nadie llegue a lo más profundo de ti, pero no por eso tienes que alejar a la gente de ti.

- Nunca vas a entender lo que pasa aquí dentro - se puso la mano en el pecho – porque está completamente vacío.

- Eso es lo que quieres que pensemos todos, pero sabes que no es así. Sé que te han hecho daño, pero eso es pasado y deberías empezar a centrarte en el presente y sacar lo que hay en ti porque estoy segura de que es algo asombroso.

En un rápido movimiento sus labios se pegaron a los míos, moviéndose lentamente al compás. Una corriente eléctrica recorrió mi columna vertebral cuando su lengua se introdujo en mi boca buscando la mía. Agarré el pelo de su nuca haciendo que Benjamin soltara un gemido.

Nos separamos por la falta de aire y abrí rápidamente la puerta para poder entrar. No tardó mucho en tomarme por la cintura para atraerme nuevamente hacia él. Deslicé mis manos por su cuello, apretándolo suavemente para comenzar a sentir la presión de sus labios contra los míos.

Sus manos se colaron por la tela de mi blusa para subir por toda mi espalda, haciendo que me estremeciera al sentir su suave tacto. Sentí escalofríos cuando sus dientes mordieron mi labio inferior.

Me separé de él para tomarle de la mano y subir hasta mi piso, haciendo que las escaleras se me hicieran eternas por el deseo de tenerle entre mis brazos. Cuando llegamos hasta la puerta, metí la llave en la cerradura mientras Benjamin pasaba sus labios por todo mi cuello, haciendo que no me pudiera concentrar.

Una vez dentro, fuimos hasta mi habitación y Benjamin me tomó del rostro para continuar con el beso y una explosión de sensaciones estallaron en mi boca. Sentí el ansia en sus movimientos, consiguiendo que empezara a sentir mucho calor.

Se separó de mí para empujarme sobre el colchón. Sus manos jugaron con los botones de mi blusa hasta que se deshizo de ella, lanzándola a un lado de la habitación. Quería tocar su cuerpo, así que le saqué chaqueta de cuero que traía seguida por su camiseta. Me quedé observando toda la tinta de su torso. Aquella imagen era puro arte.

Dibujé con la yema de mis dedos cada uno de sus tatuajes, haciendo que Benjamin tuviera que cerrar los ojos. Le tomé de la nunca para atraerle de nuevo a mi boca, que ya echaba de menos el sabor de sus dulces labios.

Su mano se comenzó a colar por mi falda, sintiendo cómo trazaba pequeños círculos en mi zona. Tuve que agarrar fuertemente las sábanas por el placer que me estaba haciendo sentir su toque.

Se empezó a deshacer de mi falda, tirándola junto a la blusa. Se desabrochó el botón de sus pantalones quedando con unos simples calzoncillos. Me ruboricé al ver el gran bulto que se había formado en su interior.

Su mano se coló en el interior de mis bragas para hacer contacto con mi sexo. Uno de sus dedos comenzó a juguetear para introducirse dentro de mí en cuestión de segundos. Podía sentir una pequeña presión que no era molesta para mí.

La mirada de Benjamin no se apartaba de la mía, haciéndome sentir mucho más placer. Introdujo otro dedo dentro de mí y ahogué un pequeño grito al no esperármelo. Me agarré a su espalda cuando su boca comenzó a crear un camino por mi cuello.

Sus dedos salieron de mí para intentar quitar las bragas que cubrían mi zona, pero lo detuve porque no estaba preparada para llegar a más. Le miré para que parara y él se echó a un lado de la cama, dejando caer todo su cuerpo sobre ella.

- Siento haberte dejado así.

Sabía la enorme excitación que se encontraba bajo sus calzoncillos, pero no podía permitir que nada más sucediera entre nosotros aquella noche. Quería estar preparada completamente para entregarme a él y que no fuera por un simple calentón. Necesitaba estar segura de nosotros.

- Nunca he sido una persona que haya ido despacio Grace – le miré rezando por que sus palabras no pudieran romperme – pero yo tampoco quiero que tu primera vez sea de esta manera, mereces algo especial.

Sonreí al ver que me había comprendido. Estiró su brazo para atraerme a su cuerpo, quedando mi cabeza apoyada sobre su pecho, permitiéndome escuchar los latidos de su corazón a una gran velocidad. Tapó nuestros cuerpos con las sábanas.

- No sé lo que es Ben, pero provocas algo en mí que nunca había sentido con ningún otro chico.

- Yo tampoco sé lo que estás haciendo conmigo Grace, cuando estoy contigo me siento tranquilo y se me olvida que existen un montón de personas que me odian.

- Te odian porque no saben cómo eres en realidad. Han creado una imagen de ti porque las malas lenguas han hablado por sí solas, pero yo nunca podría odiarte - dejó un beso en mi cabeza y alcé mi cabeza para poder mirarle.

- Pero tampoco deberías quererme – me apartó la mirada por sus duras palabras, pero me incorporé para sostener su rostro entre mis manos para que pudiera mirarme – Tú eres como una luz que no necesita que nadie la apague.

- Las luces necesitan la oscuridad para poder brillar.


BENJAMIN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora