¿Accidente o casualidad?

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Capítulo 20

Nathaniel estaba ahí, afuera y eso me contento bastante, él sí venía a salvarme...

El guardia al escuchar su voz acelero el carro lo más que pudo y escucho como se lleva por delante unas cuantas cosas.

—Vayan por él, tiene secuestrada a Rouse Greene, la que han buscado por años —revela Nathaniel, y a pesar de que uso la identidad de mi hermana como ventaja, siento que no somos para nada iguales.

El guardia activa el auto con fuerza y a medida que maneja siento como cae sobre un terreno de tierra, pues las piedras que nos encontramos hacen que salte de un lado a otro.

—Estas escorias no me van a atrapar —escucho decir al guardia quien sin darme cuenta empieza a lanzar disparos.

Una enorme balada se escucha y lo único que quiero es tapar mis oídos como puedo.

El hombre continuo sin detener las balas y conduce sobre un terreno bastante inclinado que nos permite avanzar tanto que temo a que nos pierdan de vista.
Y en ese momento siento como recuerdos del accidente llegan hasta mi...

—Rosali, jamás podrás ser nadie, solo eres un tormento, una segunda parte que nunca debió existir, eres la copia, pero no la original —me hallo frente a un lugar bastante oscuro y desgastado, las paredes están destrozadas, había hojas secas regadas por todos lados, y una pequeña cama con una silla. Del resto todo estaba completamente vacío y mugriento.

La voz de quien hablaba detrás de mí era tan similar a la mía casi igual y fue ahí que con rapidez encare a la mujer que estaba conmigo...

Era tan parecida a mí, era como verme en un espejo viviente, su cabello rizado, sus ojos grises los labios finos y rosados, cada facción de su cara, su nariz tan perfilada y perfecta, era yo... somos tan idénticas físicamente pero tan irreconocibles de personalidad...

—No estamos hablando de una colección de muñecas, Rouse —las palabras salen de mi boca y de pronto siento como salgo de mi propio cuerpo y miro la escena de ambas pelirrojas...

—Cada que te veo, comprendo porque Vera te abandono, eres muy ingenua.

—Si hablamos de abandono... prácticamente a ti también te dejaron, sino fue así... ¿Por qué Vera no se quedó a tu lado y te crio ella misma? —mi comentario la enoja tanto que se acerca a mi para darme una cachetada y antes de que lo haga la detengo—. Duele que te digan la verdad ¿No es así? —Rouse aprieta sus labios y en un movimiento brusco se aleja.

—Me iré, pero no creas que esto se queda así, tu amiguito va a morir si te acercas a mi familia —brama ella señalándome con rabia, y es ahí justo cuando se voltea se detiene en seco sin poder avanzar.

—¿Qué pasa, hermanita? —me acerco a ella con malicia, sabía exactamente que tenía—. ¿No te sientes bien?

Ella inclina el tronco levemente hacia abajado y empieza a toser.

—¿Qué me hiciste, Rosali? —empieza a escupir dejando baba en el piso.

—Lo que tenía que hacer desde hace mucho Rouse, tú te quedaras aquí hasta que venga y serás llevaba a terapia para que se te quite todas las locuras que tienes en la cabeza —la tomo por el hombro y no se queja, sé que se siente lo suficientemente mal como para quejarse, y de pronto ella se desmaya y la sostengo en su caída, pues sé que no hace mucho tuvo a su bebé prematura.

La llevo hasta la cama y la recuesto ahí, y de inmediato salgo tapando aquel hueco, le coloco parte del monte y la grama que constituye a la tapa de este para que así nadie sepa donde esta, camino hasta el auto hallando de frente el rosal al que tanto amo, pero no me podía quedar mirándolo, debía actuar rápidamente.

Encuentrame entre las rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora