sixteen ɞ

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Su alarma lo despertó a las 9:30 de la mañana, se removió en su cama la cual estaba especialmente cómoda esta mañana, estaba tibia y olía delicioso, no quería abrir sus ojitos aun, se volteó en la cama quedando boca abajo, clavando su nariz en la almohada, pudo sentir su estómago pesado e hizo una mueca al recordar que comió muchos bombones ayer, demasiadas calorías, mucha azúcar y ahora su estómago está muy lleno, eso lo hace sentir mal, siempre se pone muy sensible y llorón cuando eso pasa, su mamá nunca lo dejaba comer dulces porque sabe que se excede y después se siente pesado y culpable, haciendo que se ponga muy irritable en todo el día.

Desafortunadamente ya no puede hacer eso, ya no tiene a su mamá para que le cante mientras soba su pancita, ni a Gemma llevándole té caliente a su habitación, ha tenido que lidiar varias veces con su barriga rellenita desde que está solo en ciudad, suele ponerse algo cómodo y calentito, prepara un termo con canela y lleva su oso de peluche con el a todos lados, para que cuando sienta ganas de llorar pueda abrazarlo o si su pancita duele por el frío pueda poner al osito sobre ella.

Hoy tenía que ser uno de esos días, disfrutar su mañana e ir a trabajar a las 2 de la tarde, después de haber descansado una semana de su trabajo, tenía que volver, pero recuerda que el día de ayer había puesto esta alarma justo para salir a correr temprano, el no suele hacerlo, no lo ha hecho jamás en realidad, pero decidió ayer que siempre hay una primera vez para todo, y también decidió que necesita bajar de peso, las chicas tenían razón, sus muslos eran enormes y cada que comía mucho su pancita se volvía un poco más grande, sus shorts a la cintura pelean al subir por sus muslos y le aprietan un poco más la cadera que hace algunos meses.

Nunca había pensado que fuera malo, el creía que se veía bien, incluso cuando su ropa se pegaba más a su cuerpo, no pensó que fuera demasiado o que los demás fueran a notarlo, eso lo pone muy triste, porque sabe que le encantan los postres, además a Hazzie le encanta tomar leche con mucha azúcar.

Pero ya no quiere estar gordo, quiere ser más delgado y que sus pantalones vuelvan a quedarle como antes, que sus brazos sean más finos y sus mejillas menos abultadas, ni hablar de sus muslos y su barriga, cree que son la peor parte, de solo pensarlo ya se está estremeciendo y a punto de llorar.

Abraza a su almohada debajo de el con fuerza porque necesita el contacto, pero una vez que sus bracitos la estrujan, un sonido ronco se escucha y Harry se separa inmediatamente cuando Louis se remueve debajo de él.

Louis.

Olvido que Louis vino ayer a verlo justo cuando era un desastre glotón.

Ahora que puede ver al castaño dormir en su cama, sobre sus sábanas blancas con arcoíris dibujados, con su cabeza recargada en todos esos ridículos almohadones de patrones, con su cabello despeinado para todos lados, la barba crecida en su cara, sus parpados cerrados y su perfil respingado, esta tan cerca que Harry puede ver la pequeña peca de su nariz.

Entonces recuerda lo que paso ayer, recuerda llegar de forma automática a su cuarto, recuerda que todo su cuerpo dolía, ahora que lo ha recordado puede sentir cada herida y raspón con más claridad, sabe que ayer aunque la situación fue terrible no cayo porque entro en shock, en una especie de shock ansioso, por eso comió tanto, a pesar de que lo que vivío lo puso triste, en realidad lo preocupo más que otra cosa, le metieron muchas ideas, o muchos defectos, cada una rodando por su cabeza, evaluando y convirtiéndose en inseguridades que lo estresaban porque no podía cambiarlas de un día para otro, no tuvo un ataque de pánico o de ansiedad, pero si una pancita muy llena y mucho llanto culpable después.

Al final pudo calmarse, decidió empezar a hacer ejercicio, puso su alarma y todo, tiro todos sus paquetes de galletas, sus chocolates y dulces para no tentarse de nuevo, ya no comería todo eso.

♡ Little Hazzie ♡ | l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora