|35| Tremenda Bienvenida |

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—Nagüará, chamo, ¿pa' qué quiere la tía Carlota desayunar a esta hora? —me quejé al mismo tiempo que bostezaba así que probablemente Chris no me entendió nada

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—Nagüará, chamo, ¿pa' qué quiere la tía Carlota desayunar a esta hora? —me quejé al mismo tiempo que bostezaba así que probablemente Chris no me entendió nada.

No sé si fue suerte que hoy no había clases, porque la tía Carlota nos invitó a desayunar kike a las ocho de la mañana, nagüevoneitor. Y yo que llegué a las cuatro de la mañana del cumple de la abuela de Valeria, y prendida, de paso, porque la señora Vivi no te le tiene miedo al éxito y nos dio una guarapita que estaba más buena.

Pero cómo me arrepiento de habérmela bebido, nojoda, porque cargo un dolor de cabeza arrecho.

— ¿Quién te manda, pues? Yo anoche te dije clarito que llegaras temprano porque íbamos a ir a desayunar con la tía Carlota, ¿y tú qué me dijiste?

Ay no.

—Que ibas a llegar a las doce y de paso dijiste que ibas era para el cumple de la abuela de Valeria y que de vaina ibas a beber refresco, ¿y tú qué hiciste? —volvió a preguntar a forma de reprenda, así que no me iba a dejar contestar— Te volviste loca con la guarapita que te dieron, es que te imagino.

—Chris, cállate un ratico, por fa'.

De verdad que hoy no estaba de buen humor. No dormí un coño 'e madre, me duele la cabeza y de paso que tengo que verle la cara de esperpento a la prima mía precisamente el día en que quiero es dormir hasta el año que viene o morirme de una vez.

—Y no te quiero ver con tu cara de culo, ¿oíste? —ah vaina.

— ¿Vas a seguir, Abigail? —repliqué con cansancio y me recosté en la guantera del carro.

—Siéntate bien —me picó la costilla— Y sí voy a seguir porque hace tiempo que no comemos con la tía Carlota y no vas a estar arruinando el humor por andar con tu mariquera con Victoria.

— ¿Y tú crees que me voy a quedar callada si la ridícula esa se pone con sus puntas? Pues fíjate que no.

Es que yo no entiendo, será que le gusto a la perra esa, o le bajé el cuadre porque no me explico por qué me tiene tanta arrechera.

Y yo le tengo arrechera porque me tiene arrechera.

Entre sermón y sermón de Christopher, por fin llegamos a la pizzería esa en la que íbamos a comer, porque obviamente también vendían desayunos. Nos metimos en el local y en una mesa por allá por el quinto estaban la tía Carlota, mi primo Carlos y la estúpida de Victoria con una cara que era igual o peor que la mía.

—Bendición —dijimos Chris y yo al mismo tiempo en dirección a la mayor de todos.

Nos saludamos y tal, saludé a Carlos con confianza y cariño mientras Chris saludaba a Victoria.

—Hola —le dije con la sonrisa más falsa pero creíble que me salió.

—Hola —respondió de la misma forma.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2023 ⏰

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