|20| Sacando los Trapitos al Sol |

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—Hannah, ¿cómo vas a poner las luces arriba de la tela? —me reprochó Christopher

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—Hannah, ¿cómo vas a poner las luces arriba de la tela? —me reprochó Christopher.

—Ay nojoda, entonces haz tu mierda tú —le tiré la mierda esa en el mueble— Después te quejas cuando no hago un coño —y me fui para la cocina.

Ya me tiene arrecha, por Dios que sí.

—Pa' mí que tú haces todo mal intencionalmente para no hacer un coño y dejar que yo lo haga, porque a la verga. Eso es lo que yo quiero pensar —le quitó las luces y la tela al arbolito y empezó a poner todo de nuevo.

Es que yo sabía que cuando llegara diciembre me iba volver loca.

Estábamos decorando la casa porque de paso que no teníamos nada que hacer, mañana es primero de diciembre y mi mamá siempre decoraba la casa el último día noviembre. Y como siempre Christopher, se queja de lo que yo hago, haciendo que me arreche y haga menos de lo que de por sí NO hago.

No pasó mucho tiempo, y ya habíamos terminado de decorar la casa. Las ventanas tenían luces al igual que las matas de pino de allá afuera, habían puras mariqueritas navideñas por toda la casa y ajá. Yo me fui a bañar porque había sudado mucho mientras hacía nada, y cuando bajé Christopher ya había puesto la laptop en la mesita que está enfrente del mueble y había prendido el aire de la sala que ya habíamos mandado a arreglar.

Estábamos a punto de recibir la videollamada más importante del año.

La laptop empezó a sonar con una llamada proveniente de Skype y enseguidita Christopher y yo nos cagamos.

— ¡Ay chamo! —se alteró el pelinegro y después puso sonrisa de tipo serio y contestó la llamada.

— ¡Hijos! —exclamaron nuestros papis a través de la laptop.

—Bendición —dijimos al mismo tiempo recibiendo un «Dios me los bendiga».

Ay Dios mío, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo... Amén.

— ¿Cómo están? —Preguntó mi mamá— Supongo que deben de estar esperando que les digamos si sí o si no —supuso mientras le agarraba la mano a mi papá.

¡JAI CHAMO, NO!

—Pues sí —le respondió Christopher.

—Personalmente no he podido dormir desde hace como cinco días pensando es esto —les dije.

Me imagino —me dijo mi papá. Ellos dos se vieron y después nos vieron a nosotros con cara de póker. No es una buena señal— Esteeem... —vaciló— Lamento decirles que no vamos a poder ir —nos hizo una mueca de pesar junto con mi mamá— Nuestro jefe nos dijo que no podíamos tomar las vacaciones navideñas porque tomamos las de Semana Santa. De verdad lo sentimos mucho.

Mi sonrisa se fue borrando lentamente al igual que la de Chris y nos habíamos sumido en un silencio que nagüevoná, sólo nos veíamos, nadie decía nada.

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