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—¡YO NO SÉ MAÑANA, YO NO SÉ MAÑANA, SI ESTAREMOS JUNTOS, SI SE ACABA EL MUNDO. YO NO SÉ SI SOY PARA TI, Y TU SERÁS PARA MÍ, SI ELEGIMOS AMARNOS U ODIARNOS!—canté junto con Seungmin cuando íbamos de vuelta al carro para irnos para nuestra casita.
En ese caso, no sé quién ayudaba a caminar a quién, porque Seungmin se bebió un trago que le dió sabrá Cristo quién y anda en las nubes. Si es gafo.
Todos teníamos la pea de nuestra vida encima, el único más o menos era Chris y era porque él es el que va a manejar y porque le tiene una resistencia al alcohol que nagüará. Y cabe destacar que eran como las cinco de la mañana.
—Quiero vomitar —me recosté en el hombro de Valeria que iba adelante conmigo, ya había caído dormida.
—Ni se te ocurra Hannah Marisela vomitar en el carro porque te escoñeto —me advirtió Chris.
— ¿Tu segundo nombre es Marisela? —se burló Jisung.
—Ya me expusiste.
La verdad es que a mí no me gustaba mi segundo nombre y siempre le reprochaba a mis papás por ponerme ese nombre tan feo. No pudieron ponerme Hannah Carolina, o Hannah Alejandra, no tenía que ser Marisela. Ojo, no estoy insultando a las Mariselas, pues, es que simplemente A MÍ no me gusta ese nombre. Me recordaba a la hija puta de Doña Bárbara.
— ¿Qué hablás' vos, Jisung Sinfontes? —le dijo Félix haciendo que todos nos cagaramos de la risa.
Y el vómito se me vino pa' la garganta y lo único que pude hacer fue tragármelo.
—Ajá, cállense la jeta, ¿los tengo que llevar a su casa o como es la verga? —preguntó Chris obstinado.
—Si yo llego a mi casa así, mi mamá me escoñeta con el lampazo —escuché la risita de Seungmin.
Quien lo viera.
—De pana. ¿Y si hacemos una pijamada? —dijo un ilusionado Jisung.
—Si va pues.
Unos minutos después y ya habíamos llegado a la casa. Fue semerendo peo para despertar a Valeria, quién ahora estaba fresca como una lechuga después de haber dormido que si diez minutos.
No me pasa, mínimo diez horas para verme bien.
—Yo no sé ustedes pero yo no tengo sueño —dijo Chan tirándose en el mueble.
—Yo tampoco —le siguió Valeria.
Y los otros tampoco tenían sueño. Bien bello, pues, yo lo que quería era dormir hasta diciembre.
— ¿Y si jugamos otra cosa? —propuso Changbin.
—Mayuya va a ser la que va a jugar con ustedes otra vez porque olvídense de que yo sí —reproché sirviéndome un vaso de agua desde la cocina.
