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Vacié', los muchachos no han llegado y ya son las ocho y pico. Esto sí es raro vale.
—Chris, ¿y los muchachos? —Le pregunté al vampiro que se estaba bebiendo un vaso de alguna sustancia desconocida, pero no se volteó— Chris —le volví a llamar— Christopher, te'stoy hablando —verga no me digas que-. Ay Dios. Suspiré y giré los ojos— Vamp-Chan —enseguida volteó y me sonrió.
Pa' maricos, llámenlo.
Le volví a preguntar y él se encogió de hombros— Mijita, sabrá Dios. Ellos dijeron que ya venían —coño gracias.
Me alejé de él y me volví a acercar a mis panitas que estaban sentados en un mueble bebiendo y jartando como si no hubiera un mañana.
—Kike ya vienen por ahí —les dije mientras me sentaba en medio de Seungmin y Jeongin.
—Verga, será que vienen arrastrándose porque nagüevoná —dijo Jeongin.
Nos quedamos hablando y gozando de la vida hasta que los muchachos fueron llegando de uno en uno. Hyunjin llegó primero.
—Epale mis panas —Hyunjin saludó y admito que se veía bello.
O sea, era un príncipe, literalmente. Tenía un traje de esos que usan los príncipes de color azul marino y una corona que se veía bastante real.
— ¡IRGAAAA! Príncipe Florian, ¿vas a cogerte a una muerta? —qué raro Valeria arruina infancias.
—Hyunjin, uff. Me ganaste por mil —le dijo Jeongin.
—Obvio, me veo hermoso, están claros —dijo el pelinegro acomodándose la corona con estilo.
—No, yo estoy clara —le dije pa' seguirle la guachafa.
Él me sonrió y se sentó al lado de Valeria. Después llegaron Jisung y Minho y Dios...
Esta gente si es gay.
—Moral y luces, son nuestras primeras necesidades —dijo Minho con sentimiento en cuanto nos vio.
Ya se pueden imaginar de qué era su disfraz.
— ¿No te cansas de ser tan marico? —le preguntó burlesquita Valeria mientras nos reíamos de él.
—Un ser sin estudios, es un ser incompleto —dijo el castaño en respuesta.
— ¿Vas a decir pensamientos de Simón Bolívar toda la noche? —le preguntó Seungmin.
— Yo quiero vivir libre y morir ciudadano —dijo y nos empezamos a reír otra vez.
Por otro lado, estaba Jisung. El... Ahm... No sé...
— ¡Comandante Chávez! —gritó eufórico Jeongin y todos nos cagamos de la risa.
—Mucho gusto, soy el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías —nos extendió la mano así súper mariquito y nosotros nos volvimos a cagar de la risa.
