DOS

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El sábado trece de octubre Jisung fue despertado por sus padres cantándole feliz cumpleaños.

Desayunó un pequeño pastelito de chocolate que estos le compraron para sorprenderlo, se sentía emocionado por la gran noche.

Durante el transcurso del día llegaban sus familiares que venían para la fiesta, mientras se dedicaban a ayudar a la madre de Jisung a poner todas las decoraciones en su lugar.

El rubio tenía su perfecto conjunto planeando para esa noche, al ser el cumpleañero debía destacar por su vestimenta.

Durante toda la tarde se dedicó a intercambiar mensajes con su novia, así como también platicaba con sus mejores amigos; Felix y Seungmin, ambos betas.

La hora casi se acercaba y se dio una ducha para empezar a alistarse. Decidió no usar perfume, pues quería que el olor que tendría su lobo fuera perceptible para todos.

Estuvo vestido y perfectamente peinado a las siete de la tarde.

En el patio su madre había hecho un gran trabajo decorando, también había música que sonaba desde la bocina.

Sus primos lo felicitaban por su cumpleaños, sus tíos y sus abuelos también.

Fue entonces que hizo acto de presencia una de las personas más importantes para Jisung, su novia.

—¡Mi amor! ¡Feliz cumpleaños!— La chica lo abrazó.

Jisung pudo contemplar que esta vestía un corto vestido rojo, su pelo perfectamente alisado, y un sutil maquillaje adornando su rostro. Se sentía muy enamorado.

Al separarse del abrazo se pudo percatar que sus dos mejores amigos también habían llegado.

—¡Jisung! ¡Feliz cumpleaños!— Dijeron al unísono.

Ambos también abrazaron a Jisung y le entregaron presentes que el rubio agradeció.

Fueron directo a la mesa que su madre había arreglado para ellos.

También llegaron un par de compañeros de Jisung, pues el chico había invitado a más gente a petición de su madre.

Hubo un momento de la fiesta en la que los jóvenes se pararon a bailar y pasar un buen rato moviéndose al ritmo de la música.

Jisung cada vez se sentía más ansioso, la luna pronto estaría en su máximo esplendor y llegaría la hora de la presentación.

Su padre los llamó para que se tomarán un par de fotos con el rubio para el recuerdo.

—Falta poco, ¿emocionado?— Cuestionó Felix.

—Nervioso, sí— Confesó Jisung.

—Amor no estés nervioso, yo estoy emocionada por conocer el aroma del alfa que me volverá loca— Dijo tiernamente la omega.

Jisung le dio un corto y dulce beso.

—Ojalá no seas un beta, es aburrido y frustrante ver a todos hablar de olores y no poder percibirlos.— Comentó Seungmin.

—Concuerdo.— Dijo esta vez Felix.

—¡Atención, ya va a ser hora! Todos vamos a partir el pastel.— Gritó su madre, acaparando la atención de todos los presentes.

Con todo y el nerviosismo Jisung se puso de pie para ir hacia la mesa donde estaba el pastel de cumpleaños.

Faltaban minutos para que su vida cambiara, estaba nervioso y emocionado.

Todos le cantaron las mañanitas al unísono y Jisung cada vez sentía su pulso más acelerado, estaba sudando.

Pudo reconocer las sensaciones de las que sus padres le habían hablado de cómo se sentía cuando su lobo quería salir.

Un sonido chillante inundó su cabeza.

Sintió los rayos de la luna como nunca antes los había sentido.

Mientras todos veían como los ojos del chico se comenzaban por tornar amarillos brillantes, después verdes...

Si sus ojos se tronaban rojos al final sería un alfa.

Si sus ojos, en cambio, se tornaban azules sería un omega.

Un nuevo olor se empezaba a sentir en el ambiente, era el olor del lobo de Jisung.

Y ese olor era dulce, era el inconfundible olor a manzana con canela.

Los ojos de Jisung finalmente se encontraban azules.

Mientras tanto, él pudo sentir como su olfato se sensibilizaba demasiado, al punto de captar aromas que aparecían de repente.

Olfateo el aroma de su novia que se encontraba a su lado, era dulce, justo como sus padres le habían dicho, pero no le causó las sensaciones que esperaba.

Todos estaban en silencio, varios de sus compañeros grababan.

—¿Por qué siento muy cerca el olor a manzana y canela?— Fue lo primero que dijo al salir de su trance.

Su madre le sonrió, pasándole un espejo.

Jisung lo tomó, esperando ver sus ojos rojo sangre.

Pero en su lugar vio como sus orbes estaban inyectadas de un lindo color celeste brillante.

—¡Es tu olor, cariño!— Festejo su madre.

—¿S-soy un omega?— Preguntó temeroso, quería largarse a llorar.

—Sí, Jisung. El más hermoso— Esta vez hablo su abuela materna, quien también presenciaba la escena.

Felix y Seungmin lo observaban preocupado, sabían que el chico había deseado tanto ser un alfa para estar con su novia.

Jisung volteó a ver a Mina, quien estaba muy confundida.

—Mina...

—¡No! Jisung, dios mío... eres un omega.

El rubio no pudo decir nada más, tenía un nudo en su garganta que se lo impedía.

—Terminamos, yo... yo quiero un alfa, no puedo estar con un omega como yo. Lo siento.— La chica prácticamente huyó de ahí.

El rubio quería gritarle que por favor no lo dejara, pero eso iría ir en contra de la naturaleza, pues al ser ambos omegas era obvio que la chica no podía ser su destinada. No tenían futuro juntos.

Felix se acercó a abrazar a su mejor amigo, pero Jisung lo empujó levemente.

El rubio se echó a correr hacia adentro de su casa, dejando a todos los presentes con un mal sabor de boca por la escena.

Cerró la puerta de su habitación de un portazo y se quebró en llanto al tocar su cama.

Odiaba tanto su vida ahora mismo.

Había perdido a Mina y jamás podría estar con ella.

La imagen de cierto alfa pelinegro vino a su mente. Lee Minho se estaría burlando de él en cuanto se entere, y aprovechando la oportunidad para estar con Mina.

—¡Maldita seas Minho!— Gritó con odio.

Se aferró más a su almohada para seguir llorando, jamás se había sentido tan mal, y lo peor de todo era tener la sensación de impotencia al no poder hacer nada por cambiar las cosas, pues así era su naturaleza.

La luna lo había hecho omega, y así debía ser.

Jisung no podía hacer nada por cambiarlo.

ReasongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora