CUARENTA Y UNO

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—¿Qué es esto?

—Mierda.—Su madre cubrió su boca con ambas manos.

Si las miradas matarán, Minho ya estaría muerto con la mirada que el señor Han le dedicó. Inclusive tuvo que pasar saliva.

—Están bromeando.— Declaró el alfa mayor.

Jisung descubrió su abdomen. La redondez de este y la forma de su ombligo delataba su estado.

—¡¿En dónde guardaste esa panza todo este tiempo, Han Jisung?!— Preguntó su madre, exaltada.

El omega se cubrió, encogiéndose y apretando la mano de Minho.

—Minho, acompáñame al patio.— Dijo el señor Han, poniéndose de pie con rumbo a salir de la casa.

El alfa menor lo siguió con todo el miedo del mundo, Jisung iba tras ellos.

—Solo Minho.—Recalcó, abriéndole la puerta para que este pasara primero.

Jisung tuvo que quedarse con su madre, quien también estaba perdiendo la cabeza.

—Has arruinado tu vida. Tienes diecisiete, n-no puedes estar en cinta.

—P-perdón, mamá. Siento decepcionarte-

—¿Tienes idea de la responsabilidad que esto trae? Ni siquiera has acabado la escuela, oh no puede ser verdad.

—M-mamá...

—¡¿Mamá qué, Jisung?! —Gritó.

El rubio inevitablemente comenzó a llorar.

—M-me gustaría que me apoyaras... esto e-es difícil para mí y Minho, por favor n-no me des la espalda.— Suplicó, sus ojos llenos de lágrimas.

La omega suspiró.—Sabes que lo que hiciste está terriblemente mal.

Jisung se quedó estático.

—¿Cuánto tienes?—Preguntó más calmada.

—Cuatro meses. Nace en seis semanas.— Le informó.

—¡¿Seis semanas?! Dios, eso es muy poco tiempo.

—E-es una niña, mamá. Está muy sana.

La omega se quedó sin hablar por unos momentos que parecieron eternos.

—¿En dónde has estado revisándote?— Cuestionó.

—Minho me lleva a la clínica de maternidad que está por el trabajo de papá.

—¿Sanbu? ¡Ese lugar es carísimo!

—Ahí atendieron a su cuñada, l-los señores Lee querían que ahí me checara.

—¿Ahí darás a luz?

Jisung asintió.— Por cesárea, el doctor no quiere arriesgarme a alguna complicación.

—¿Quién pagará todo eso?—Cuestionó preocupada.

—Minho consiguió trabajo, hoy dio un adelanto de un millón y medio de wones para el parto.

La omega estaba sorprendida.

— Jisung, dios mío. Es mucho para procesar que mi bebé vaya a tener el suyo propio.— Se rindió finalmente, abrazando a su hijo, quien lloró aún más entre sus brazos. Esta vez de alivio.

(...)

—¿Estás consciente de las consecuencias de sus actos?— Fue lo primero que dijo el señor Han una vez estuvieron solos en el jardín.

Minho asintió con la mirada gacha, siendo incapaz de verlo a los ojos.

—¿Estás consciente de la responsabilidad que lleva tener un hijo?

Su tono de voz era frío y seco, el alfa tuvo escalofríos, pero solo se limitó a asentir.

—Embarazaste a mi hijo.— Soltó. Minho no sabía cómo reaccionar.

—Voy a hacerme responsable, señor.— Dijo cuando reunió el valor.

—Por supuesto que lo harás. ¿Sabes cómo vas a mantener a esa criatura? ¿Tan siquiera tienes un trabajo?

—Lo tengo, señor.

El Han mayor quedó boquiabierto. Punto para Minho.

—¿Has llevado a mi hijo a revisiones?

—Sí, una cuando nos enteramos. Otra justo hoy. Ya está la cesárea programada y adelanté la mitad del pago.— Informó.

Nuevamente el mayor se sorprendió.—¿En qué clínica?

—En la clínica de maternidad Sanbu.

El alfa alzó sus cejas.—¿Cuándo nace?

—En seis semanas. El doctor quiere que lo tenga antes para que no haya riesgos.— Minho parecía recitar algo que tenía aprendido de memoria.

—Mira, Minho. No estoy contento con la noticia. Ustedes tienen mucho por delante aún y un bebé les cambiará la vida. Pero reconozco tu capacidad para hacerte responsable de la situación. No quiero que le falles a mi hijo ni al tuyo.

El alfa menor pudo suspirar de alivio. En su mente el señor Han le pasaba el auto encima.

—Y Jisung no se irá de mi casa hasta que cumpla dieciocho. Si el bebé nace en Mayo vivirá con nosotros hasta Octubre.— Declaró.

—Y-yo esperaba poder alquilar un lugar para estar juntos...

—Puedes venir a verlos todos los días. Pero mi hijo no se irá hasta que sea legal. Y no acepto ninguna sugerencia.

Minho entendió que no debía discutir. Aun así no pudo reprimir la sonrisa que se formó en su rostro cuando el señor Han se dió la vuelta para entrar nuevamente a la casa. Después de eso, lo siguió.

Jisung estaba abrazado a su madre y sus sollozos eran escuchados, poniéndolo en alerta de manera inmediata.

—Papá...— Jisung murmuró separándose de su madre.

El señor Han abrió sus brazos, su hijo lo necesitaba.

—Perdón, perdón. N-no quería decepcionarlos así.

El corazón de Minho se partía. Él solo quería estrechar al omega contra su cuerpo hasta calmarlo.

—Escúchame bien, Jisung. Tú solo me decepcionarías si te volvieras una mala persona, y no lo eres. No estoy contento, pero ya me arreglé con Minho y confío en que él va a hacer un buen trabajo. No creo que vaya a traicionar mi confianza dos veces.

Lo último lo dijo acompañado de una risa.

El alfa hizo una reverencia como disculpa, pero fue calmado por las palmadas que el mayor le dió en la espalda.

Jisung aprovechó para abrazar a Minho, quien acarició su espalda con una mano, y su cabeza con la otra.

—Es una linda niña.— Informó a su esposo, luciendo emocionada.

—Oh, y Minho.

El mencionado volteó al llamado del alfa.

—Ya has hecho mucho, yo me encargo de liquidar el pago de la cesárea.

ReasongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora