VEINTISIETE

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Nada estaba bien. Absolutamente nada.

El celo que ambos habían compartido había sido algo tan único, se había sentido tan intimo para ambos. Pero la realidad cayó como balde de agua fría justo cuando el calor los dejó.

La mañana del viernes Minho esperó despertar con su omega entre sus brazos, pero no fue así. Jisung se encontraba perfectamente vestido, sentado en el escritorio de su habitación.

—¿Bebé? ¿Pasa algo?

El omega no sabía cómo decirlo, o más bien, no sabía si quería decirlo. Pero aquella inquietud en su pecho lo obligaba a sacar aquello que martirizó su mente durante una larga semana.

—El celo se ha ido.— Fue lo primero que salió de los labios del rubio.

—¿Quieres desayunar ya? Te haré lo que quie-

—Creo que necesito un tiempo.

¿Qué?

Minho no quiso creer lo que estaba escuchando.

—¿E-estás bromeando?

—No, sí.— Suspiró, reuniendo valor para soltar sus siguientes palabras— En realidad, necesito, uhm, t-terminar nuestra relación.

Minho se sentó en la cama, cualquier rastro de sueño había escapado de su ser.

—Eso no tiene ningún sentido Jisung. Creí que ambos habíamos disfrutado estos días, fueron maravillosos, a-al menos para mí...

Silencio.

Al rubio le estaba costando demasiado no doblegarse ante su instinto. Su omega rasgaba con furia en su pecho, claramente enfurecido porque Jisung quería romper el lazo con su alfa.

—Honie, lo he pensado, ¿sabes? Y-yo no sé si a esta edad quiero enlazarme con alguien para toda la vida, quiero tener experiencias, quiero vivir en libertad, y después ya hacerlo, para no arrepentirme de no haber vivido.

—Puedes tener esas experiencias conmigo, y-yo no te obligaría nunca a dejar de lado tu vida, Jisung. Creí que tú también sentías la misma conexión de ser destinados, y-yo-

—¡Lo hago! Pero también entiende mi pensar. Honie, somos destinados, no importa el camino que tomemos, terminaremos juntos. S-solo quiero hacer más cosas por mi cuenta antes de hacerlo definitivo.

Minho suspiró, tratando de ignorar la presión en su pecho. Las lágrimas querían escaparse, pero en su lugar mordió fuertemente su lengua para evitar que algún sollozo se escapara.

Él entendía lo que Jisung decía, pero aun así dolía.

Dolía porque realmente se había entregado en tan poco tiempo.

Dolía porque había días en los que se encontraba asustado de lo mucho que necesitaba al omega, de cuanto lo quería.

Y tanto era aquel amor que se obligó a entender todas y cada una de las palabras que Jisung dijo.

—E-entiendo.

Otro silencio prolongado.

El omega se había quedado sin uñas que morder, y Minho parecía estar acomodando sus pensamientos.

No puedes retener a una persona, Jisung no merecía ser retenido, así como Minho no merecía que la persona a su lado lo estuviera por obligación.

—¿Sabes? Realmente entiendo. Tu no quieres esta vida y voy a respetar eso. Me duele, pero realmente me dolería más estar con alguien que no está en mi sintonía. Supongo que tu mereces esa libertad de la que tanto hablas, y yo merezco a alguien que sienta lo mismo que yo con la misma intensidad.

El omega tenía su cabeza baja, de pronto queriendo llorar, imaginar a Minho con alguien más, amándose intensamente...

Pero tenía razón, él no podía retener a Minho por el puro capricho de que este no estuviera con alguien más, pues sería injusto para ambos.

Ya había dicho lo que dijo, retractarse era imposible, esto no era ningún juego.

—E-espero que seas muy feliz haciendo las cosas como quieres que sean, que vivas bonitas experiencias. Estoy consciente que este año nos iremos a distintas universidades y probablemente tomemos distintos caminos, así que... prométeme que te cuidarás y siempre verás por tu felicidad.

El omega alzó su mirada, encontrándose con los ojos del alfa igual de acuosos.

—Perdóname, Minho.— Finalmente sollozó. Parándose de la silla para irse a abalanzar sobre el alfa, abrazándolo sobre las sabanas— Mereces todo lo bueno en este mundo, eres tan gentil, dios. Realmente perdón por estarte hiriendo de esta forma.

El pelinegro correspondió al abrazo, hundiendo su nariz en el cuello de Jisung, buscando grabar su aroma para tenerlo guardado en lo más profundo de su ser.

—Está bien, Jisung, no te disculpes. Realmente entiendo y respeto tu punto de vista. Gracias por estos meses que estuviste a mi lado.

El omega lo miró a los ojos.—P-podemos hablar como amigos de vez en cuando.

Minho rió melancólicamente.— Voy a necesitar tiempo para verte como un amigo, lindo. Pero si algún día de estos te ves en aprietos y necesitas a alguien quiero ser el primero en tu lista para ayudarte.

Jisung no quiso refutar, si el alfa entendió su sentir, él debía entender que Minho necesitaría tiempo.

—También agradecería que salgas de encima, estoy desnudo debajo.

El omega abrió sus ojos de par en par, disculpándose mientras se ponía de pie.

Recibió una notificación de su padre, y supo que era momento de irse.

—M-me debo ir, supongo que te veré cuando inicien las clases. Adiós Honie, te quiero.

—También te quiero.

Jisung salió, con sus sentimientos a flor de piel.

Su parte animal estaba dolida, Jisung también sentía aquel vacío en el pecho, pero se recordó a si mismo porque había tomado esa decisión.

Había tomado dos sudaderas del alfa, poniéndolas en la sala para tomarlas antes de irse, las tendría hasta que desapareciera su aroma, y esta vez sería remplazado por el propio.

Su padre lo saludó al subir al carro, olfateando el intenso aroma a chocolate amargo del alfa de su hijo.

Jisung respondió desganado al saludo, y el señor pudo comprender por las feromonas tristes del omega que este no quería hablar mucho.

ReasongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora