CUARENTA Y TRES

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—Solo debo enterrarlos lo suficiente para que sea una marca, pero no tanto como para sellar el lazo. Lo tengo, estoy capacitado.— Dijo Minho.

—Pero me va a doler, tengo miedo.—Protestó Jisung.

— Jisung, juro que trataré de que no te duela. P-podemos esperar más si no quieres que sea ahora.

No, no. Jisung quería que fuera ahora, solo que era demasiado inesperado y sabía que aunque fuera temporal sería una marca que todos verían. Una marca que haría que la conexión entre sus lobos fuera mayor. Una marca que le indicaría a todo el mundo que ya estaba tomado por un alfa.

Hubiera seguido pensando si no fuera por la comezón en cierta área de su cuerpo que lo distrajo, provocando que jalara de su suéter.

—A-ah, me quitaré esto, es muy molesto.— Se quejó mientras de deshacía de la única prenda superior que portaba.

—¿No te has puesto los protectores? El doctor dijo que ayudarían.

—Los estaba guardando para cuando fueran realmente necesarios. Creo que mañana empezaré a usarlos.—Dijo recostándose en su cama.

El alfa se quedó sentado al borde de esta. Observándolo.

—O-Oh, Honie, ¡Toca, está pateando!— Habló emocionado.

El alfa inmediatamente posó su mano sobre la panza del omega, sintiendo a su bebé.

Ninguno pudo ocultar la sonrisa que se formó en sus rostros.

—Auch. — Se quejó.

—¿Duele?

—No, solo es raro.

—Hola bebé...¿nos escuchará?

Jisung asintió.— El doctor dijo que ya podía oírnos.

Los golpeteos habían parado, aun así la mano del alfa se quedó ahí.

—Hola bebé, soy papá. Estoy ansioso por conocerte.— Habló Minho, y sorprendentemente volvió a patear.

—¡¿Sentiste eso?!— Preguntó Jisung, emocionado.

—Lo sentí, me ama.

—Obvio te va a amar. Eres su padre.

La incomoda comezón volvió a sus pezones. Provocando que saliera un quejido de su boca.

—¿Todo bien?

—Sí, pero...— pasó sus manos por estos, buscando alivio.— Lo siento, a veces es insoportable.

Minho se quedó clavado en la forma en la que Jisung pasó sus manos por sus botones marrones. Entonces acercó las propias, acomodándose sobre la cama para tener una mejor posición, acariciando estos con sus pulgares.

—¿Así está mejor?

El omega gimió, se sentía increíble.

—Sí, dios. Sigue así.

El alfa sonrió ladino, le encantaba ver ese tipo de reacciones.

Entonces pasó algo inevitable y Jisung quiso golpear a su omega por traicionarlo en ese tipo de situaciones. Había comenzado a lubricar.

—P-para.— Pidió carente de aire.

El alfa frenó sus movimientos.—¿Hice algo mal?

Jisung negó inmediatamente.— N-no, no. Solo traigo las hormonas algo alborotadas.—Rió nerviosamente.

— Jisung, puedo olerlo. — Admitió.

El omega quiso que se lo tragara la tierra.

—Bueno, es una reacción natural.— Se excusó, sin saber que hacer.

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