VEINTITRES

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—Honie...

—¿Sí, bebé?— Preguntó tiernamente al omega sobre él.

Ambos estaban en una posición incómoda sobre el sillón, nuevamente unidos debido al nudo, pero cálidos por el calor que emanaba el cuerpo de su pareja.

—Perdón, no debí hacer una escena de celos por la chica que trajo el pollo.

Minho rio y lo abrazó más.— No te preocupes, son las hormonas.

Jisung también rió y se acurrucó más en el pecho del alfa.

—¿Cuantos días será?— El omega estaba curioso al respecto.

—Creo que tres, pero el cuatro aún es peligroso, o algo así me dijo mi mamá.— Contó Minho.

—¿Le preguntaste a tu madre?

—Sí, más bien ella fue quien insistió en hablarme sobre eso, dijo que debía estar preparado sobre el tema.

—¿Ella sabe que te quedarás aquí?

Silencio. Ambos se vieron fijamente a los ojos.

—No lo sabe.— Jisung se contestó a sí mismo.

—C-creo que debería llamarla.

—¿La llamarás mientras estamos así?

—Han pasado un par de horas, solo para que no se preocupen.

Minho estiró su brazo para alcanzar su celular que yacía en la mesa al lado del sofá. Buscó el número de su padre en sus contactos, pues prefería decirle a él sabiendo que este no diría nada para avergonzarlo, y afortunadamente contestó a los dos tonos.

¿Hijo?

—Papá, llamaba para avisar que no va a ser posible que me vaya a casa...—Comenzó a decir, tanteando el terreno.

Jisung estaba rojo de la vergüenza y hundía su cara en el pecho desnudo de su novio.

¿Pasó algo? ¿Necesitas que vaya por ti?

—¡No!, no. Todo está más que bien, papá Jisung entró en celo.

El omega quiso desaparecer, aún si él no estaba incluido en la llamada.

—¡Oh! Entiendo...Si necesitas algo puedes avisarme, ya sabes, usa preservativos y-

—¡Ya, ya, ya!— Minho sintió sus mejillas calentarse.— Lo sé papá, no lo digas.

Pudo escuchar la risa de su padre.

—Por favor dile a Lía que apenas pueda iré a conocerla de la manera correcta.—Añadió.

Es una bebé hermosa, todos en la casa estamos maravillados con ella.

—Oh, yo quiero conocerla.— Murmuró Jisung, quien lograba escuchar la llamada.

—Dice Jisung que quiere conocerla.

Entonces los esperamos en un par de días.

—De acuerdo papá, te veo luego.— Se despidió.

Su padre dijo una cosa más que Jisung no pudo escuchar antes de que colgara.

—No me contaste como fue lo del parto.— Dijo el rubio.

—Fue todo muy rápido, nos asustamos. Lisa realmente actuó muy admirable, trató de lucir tranquila mientras su novia estaba muriendo de dolor y nervios. Afortunadamente pude ayudar y la bebé nació antes de llegar al hospital, pero todo está muy bien.

—Woah, debe ser una bebé muy linda.— Comentó Jisung, luciendo soñado.

—Lo es, tiene los genes de los Lee, duh.

Ambos rieron.

—Nuestros futuros hijos serán guapos.

—Sí, porque tú los tendrás en tu panza por cinco meses.— Añadió el alfa.

—A veces que pienso en eso me da miedo. Pero antes me daba miedo pensar en sexo y míranos.— Bromeó.

Minho se carcajeó.—¿Te daba miedo el sexo?

—¡No te burles! Fue cuando me presenté, era espantoso pensar que iban a meterme algo por atrás.

—Mhh, no me parece que te haya resultado espantoso, más bien parecías querer más.

—¡Ya!— El rubio estaba avergonzado.— No te muevas, se siente incómodo si te mueves.

—Si hubiéramos ido a la habitación...

—Hice mi nido, no sé, no me agrada la idea de que alguien más se acerque.

—¿No hay otra habitación?— Cuestionó Minho.

—La de mis padres definitivamente no.

Pasaron alrededor de quince minutos más hablando de cosas triviales para matar el tiempo, hasta que finalmente el nudo se bajó por completo y Minho limpió al omega para posteriormente vestir su ropa interior.

—Ahora sí, vamos a comer y después aprovecharemos para bañarnos. Por cierto, ¿puedes prestarme ropa interior?— Habló el alfa.

—Sí, te quedará chica pero no es problema. Es más, ni la necesitas.— Dijo dándole una mirada divertida, que fue devuelta.

—¿Quieres que ande desnudo por tu casa, bebé?— Inquirió, coqueto.

Las mejillas de Jisung se ruborizaron.—Quiero comer, trae el pollo a mi habitación.

Sí, había esquivado la pregunta.

Minho tomó la bolsa donde se encontraba la caja de pollo frito, después sirvió refrescos para ambos y entre maniobras subió todo a la habitación del rubio.

Jisung estaba acurrucado en la especie de nido que había creado en la cama; había ropa del propio omega en su mayoría, sabanas en las que habían estado anteriormente, y sudaderas del alfa que tenía en su casa. También destacaba la camisa que le había cedido hace una hora aproximadamente.

—¿Por qué entraste?— Cuestionó.

Minho inmediatamente hizo ademán de salir de la habitación, sabía que el nido de un omega no debía ser invadido sin permiso, pero la risa de Jisung lo hizo detenerse.

—¡Es broma, bobo! Dame mi pollito.— Dijo sentándose sobre la cama, listo para comer.

El pelinegro se relajó y le tendió la bolsa, poniendo su refresco en la mesita de noche.

—¿Quieres sentarte conmigo?

—¿S-seguro?— Minho no quería hacer sentir mal a Jisung o a su omega por entrar en su lugar de confort.

—Mh...— Pareció pensarlo.— Sí, mi omega te quiere aquí y yo también te quiero aquí.— Aceptó con una sonrisa.

El alfa también sonrió y se sentó con él, comenzando a comer.

Fue un tiempo agradable, mientras ambos se alimentaban mutuamente, estar en un lugar donde sus aromas estaban muy intensos los hacía sentir como un hogar, un dulce hogar.

Cuando terminaron de comer Minho trató de convencer a Jisung de que debían bañarse, pero este alegó que bañarse después de comer podía hacerle mal, así que tuvieron otra ronda antes de por fin ir a la ducha.

ReasongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora