DIESISES

2.6K 285 50
                                    



—Tu cuarto huele mucho a ti.— Fue lo primero que dijo el alfa cuando entró a la habitación de Jisung.

—¿Quizás porque paso aquí casi todo el tiempo?— Dijo algo obvio.

Minho se sentó sobre la cama de Jisung mientras el rubio se deshacía de la sudadera que tenía, que por obvias razones era del alfa, y desapareciendo unos segundos por la puerta del baño para volver con unos shorts que le llegaban a mitad del muslo y la prenda en sus manos.

—¿Quieres que te dé la que tengo puesta?— Fue casi como si el pelinegro leyera sus pensamientos.

—Sí, ten.

Hicieron un intercambio, así Minho se pondría la que ya había usado para volver a impregnar su aroma, y de cierta manera se estaban acostumbrando a hacer eso.

Jisung se sintió a gusto de ponerse una prenda llena del aroma del alfa.

—Ven, aquí.— Pidió el alfa, extendiendo sus brazos y piernas aún sentado.

El omega hizo caso, riéndose de él mismo por ser tan sumiso, pero sabía serlo cuando era conveniente.

Se posicionó justo entre las piernas del alfa, pero no contaba con que este lo iba a hacer sentarse sobre una de estas, provocando que el omega tuviera que rodear el cuello de él con sus brazos.

Y fue así que dieron inicio a una sesión de besos.

Al principio fueron solo los roces de sus labios moviéndose a su antojo, pero esta vez fue Jisung el primero en sacar su lengua y eso volvió loco al pelinegro, quien hizo lo mismo, colocando una de las manos que antes estaba en la espalda del rubio ahora en su muslo, tocando la piel suave y esperando que Jisung no lo apartara.

Fue cuando rompieron el beso que decidió preguntar.—¿Está bien para ti si tocó tus piernas?

Jisung se sonrojó pero asintió.—No me molesta.

—Eso es bueno, son realmente suaves.— Dijo acariciando, tanteando los límites del chico.

El omega se sintió avergonzado de que Minho halagara sus piernas, así que solo atinó a besar rápidamente la mejilla del chico y esconder su rostro en el cuello de este.

El alfa rio, abrazando a Jisung, quien también lo abrazaba por el cuello.—¿Qué pasó?

—Me pusiste nervioso, no sé cómo responder a tus halagos.— Dijo contra su cuello.

—Eres muy lindo, Jisung.

—¡Ya!— El omega estaba rojo, rehusándose a salir del cuello de su alfa, que ahora era una especie de lugar seguro para no mostrar su rostro.

—Muy, muy, muy lin-¡ah!

Fue que sintió a Jisung morder levemente su cuello.

—No creo que esto funcione así, pero aceptaré tu marca.

Jisung rio escandalosamente, sentándose correctamente sobre el regazo del alfa.— Tenía que callarte.

—Puedes callarme poniendo algo en mi boca.

—¿Qué?

Sí, Jisung había malpensado completamente la situación.

—Tus labios, Jisungie. Al menos que tu pervertida mente haya traído tus deseos a flote.

El omega lo golpeó levemente en la otra pierna.

—Auch, te aprovechas de lo mucho que me gustas.

—Silencio, y no pensé nada pervertido.— Aclaró

ReasongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora